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El Estado copa las compras en la primera subasta del patrimonio de Antonio el Bailarín

La pieza más cara fue el solideo de Pío XII, que alcanzó 1,5 millones

La primera jornada de las tres que componen la subasta de la colección de arte del bailarín Antonio Ruiz Soler discurrió ayer en la sala Durán de Madrid con bastante euforia, risas y murmullos. El Estado, a través del Ministerio de Cultura, ejerció el derecho de tanteo y retracto sobre un gran número de lotes de la más diversa índole, concentrándose en la pintura de retratos del bailarín, la biblioteca y los grabados del siglo XIX, mientras deja escapar algunas piezas señeras de la trayectoria del gran artista. Se vendió casi el 80 % de lo previsto.

Entre los asistentes estaban el torero Julio Aparicio (hijo); Nana Lorca, ex directora del Ballet Nacional de España; Mona Ratif, antigua gerente de la compañía de Antonio; José Martínez, bailarín estrella de la Ópera de París; el flamencólogo y bibliófilo José Blas Vega y hasta Rappel. Hubo momentos de tensión, con pujas telefónicas que elevaron los precios de algunas piezas y el constante murmullo que despertaba el funcionario del Estado al levantar su bolígrafo desde la primera fila para ejercer su derecho de tanteo, que significa que el Estado adquiere la obra en el precio final de subasta.Las piezas que alcanzaron mayor precio fueron el solideo de Pío XII (1.500.000 pesetas) y el retrato de Morales del bailarín con su perro (900.000 pesetas). Esta última pieza la adquirió el Ministerio de Cultura que, ante el asombro del público, dejó escapar por 550.000 el espléndido retrato de Capuletti, de mucha mayor calidad e importancia documental. Entre otras obras, Cultura también adquirió un dibujo de Jean Cocteau por 300.000 y por 150.000 la medalla de oro a las Bellas Artes, que ese mismo organismo otorgó a Antonio casi al final de su vida.

"Paradojas del destino", se oyó balbucir a alguien, pues el ministerio también pagó 110.000 pesetas por la carta de cese de Antonio firmada por el entonces director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), José Manuel Garrido Guzmán. El ministerio compró, pues, su propia condecoración, pero abandonó a su suerte en el mercado privado las medallas del Ayuntamiento de Madrid al Mérito Artístico (1993) y la de la Real Academia de la Danza de Estocolmo (1964).

Entre los especialistas, reinó el asombro por el criterio seguido por los organismos oficiales para comprar, pues dejaron en el camino, entre otras joyas, la importante partitura y libro Música de los incas -que sirvió de base e inspiración a Antonio para una de sus más raras obras, el ballet peruano Huayno (1963)- y se quedó, sin embargo, un manual de danzas folclóricas escocesas carente de valor coreútico. La concentración de las compras oficiales en la retratística de Antonio y el grabado romántico, dejó en manos particulares los dos grabados más importantes de la jornada, de finales del XVII, Le Basque, de Bonnart y otra pieza del taller de Leroux.

A partir del lote 120 (ayer se llegó a 370 de un total de 1.115), el público empezó a aburrirse y a abandonar la sala. La subasta terminó pasadas las diez de la noche con un tercio del público con que había comenzado tres horas antes. Su punto más animado estuvo en el alto precio conseguido por las fotografías de Gyenes (que se las reservó Cultura) y por los libros de este fotógrafo, a pesar de ser ediciones que se encuentran fácilmente en el mercado librero de segunda mano. En la sala había japoneses, coleccionistas de Londres y un conocido sector del anticuariado.

La jornada de hoy será de mayor calado económico, al contener los diseños de escenografía y vestuario de importantes pintores como Caballero, Capuletti, Viudes, Muntañola y Ontañón; también vestuarios, trajes del propio Antonio, y decorados, con las legendarias carpetas iconográficas de su carrera. Una caricatura de Caballero alcanzó las 110.00 pesetas ayer, lo que hace prever que sus piezas importantes se coticen muy alto. La subasta finaliza mañana.

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