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Los expertos señalan que el hombre-masa que definió Ortega ha ganado la partida

Mermall y Sánchez Cámara analizan 'La rebelión de las masas' 70 años después

Miguel Ángel Villena

"Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho a la vulgaridad y lo impone dondequiera". Esta sentencia de José Ortega y Gasset, escrita hace 70 años en La rebelión de las masas, mantiene toda su vigencia. Así lo atestiguaron ayer los profesores Thomas Mermall e Ignacio Sánchez Cámara en la jornada de clausura en Madrid del congreso sobre el filósofo. A juicio de ambos, la televisión y el sistema educativo representan dos ámbitos donde el hombre-masa definido por Ortega ha ganado la partida.

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Que nadie se llame a engaño, comentaron los expertos. El hombre-masa no ha de ser identificado con los obreros manuales, con la gente poco instruida o con las multitudes que acuden a los partidos de fútbol. Por el contrario, el hombre-masa es el especialista-bárbaro o el sabio-ignorante. Quizá Ortega y Gasset se sintió influido por sus años de formación en Alemania, donde se suele calificar de "idiota especializado" a aquel que sólo domina una materia e ignora con altanería todo lo demás.Como muchos profesores anglosajones, el estadounidense Thomas Mermall, catedrático emérito de Literatura Española en la City University de Nueva York, fue muy ilustrativo en su conferencia. "Hoy en día, el criterio reinante para los programas de televisión", afirmó, "es el mismo que domina el mundo del show-business donde el espectáculo, la diversión y el chismorreo cobran primacía sobre la información. Así es que la televisión, órgano principal de la democratización de la cultura, ha abdicado de su misión pública. En vez de elevar el nivel cultural de la audiencia, la ha rebajado".

Tampoco escapa la educación al éxito y a la proliferación del hombre-masa. Mermall citó el caso de una profesora de Estados Unidos que, tras ser amonestada por su decano por ser demasiado exigente, escribió: "Hemos llegado a una situación en nuestra enseñanza en la que todos tienen que funcionar en un mismo nivel académico porque en una democracia no se puede ofender a nadie". Pero la tendencia se ha contagiado a la política. En línea con la ironía de toda su intervención, Mermall definió así a George Bush y Al Gore. "Bush es incapaz", comentó el profesor, "de formular una frase coherente en su propio idioma, mientras que Gore se esfuerza en ocultar su inteligencia para no aparentar ser demasiado listo y para evitar el sambenito del elitismo". Tras utilizar una frase del ensayista francés Alain Finkielkraut -"ser elitista supone no aceptar que Montaigne y un concierto de rock estén al mismo nivel intelectual"-, Mermall destacó entre los valores orteguianos que "el elitismo brilla con sentido positivo y refleja su visión aristocrática de la sociedad".

En la misma sesión del congreso, Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de A Coruña, subrayó la identificación que Ortega y Gasset hacía de especialización y barbarie. "Los cirujanos, los profesores o los periodistas", dijo, "son los bárbaros, en muchas ocasiones". Al tiempo que calificó a Ortega de "clásico intempestivo que nos interpela y nos obliga a reflexionar", Sánchez Cámara explicó que Ortega advirtió en La rebelión de las masas contra la amenaza del fascismo. A propósito de la actitud de Ortega ante el régimen de Franco tras su regreso del exilio en 1945, Mermall aseveró que el filósofo "jamás apoyó el régimen franquista".

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