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El agua, un proyecto común

El autor del artículo cree que el debate sobre el Plan Hidrológico debe huir de posiciones intransigentes y radicales

Es conocido que el agua, elemento indispensable de producción, bienestar y conservación del medio natural, suscita entre la sociedad debates apasionados, no siempre desprovistos de ese algo atávico que la relaciona desde antiguo con la idea de vida y prosperidad. A nadie se le oculta que este sentimiento es compartido tanto por quien carece de ella como por quien dispone de la misma en cantidad suficiente.La región de Murcia sabe de la importancia del agua; nuestra historia, cultura y desarrollo están marcados por ella. El carácter de esta región se ha forjado entre el desastre causado por las inundaciones, la angustia de los largos y frecuentes periodos de sequía y el júbilo que produce una lluvia benéfica, por pequeña y largamente esperada que haya sido. Por ello, la región ha articulado siempre un discurso basado en el diálogo sereno para producir un debate centrado en sus justos términos, es decir, científico en su base, claro en sus planteamientos, riguroso en su desarrollo y honesto en sus objetivos.

Al mismo tiempo, forzada por la necesidad, se ha revestido de una legitimidad avalada por el esfuerzo en dotarse de sistemas de riego y técnicas de producción que permiten que el uso eficiente del agua sea acompañado por excelentes productos comercializados en todo el mundo. Necesidad, ingenio, responsabilidad, inversiones y riesgo son las claves de avances tan significativos, avances que en pocos años alcanzarán a la práctica totalidad de nuestro sector agrícola.

Para nuestro orgullo, este esfuerzo no pasó inadvertido y Murcia tuvo la satisfacción de ser propuesta para acoger la Secretaría Permanente del Convenio de Lucha contra la Desertificación, en la candidatura presentada por España ante Naciones Unidas.

Lidera, asimismo, el grupo de trabajo de Medio Ambiente en la Conferencia de Regiones Periféricas Marítimas de Europa; comparte este liderazgo con Cerdeña en el Grupo de Agua y Lucha contra la Desertización y, recientemente, ha recibido de nuevo el reconocimiento, esta vez de la Asamblea General del Consejo de Europa, con la designación como sede del Instituto Euromediterráneo de Hidrotecnia, promovido por nuestra región. Muestra, todo ello, de la alta valoración que organismos internacionales conceden al quehacer de nuestra región en estas materias.

Siempre hemos manifestado nuestra convicción de que el debate sobre el agua debe incorporar voces de contraste. A una sociedad abierta que pide información veraz, transparencia en los procedimientos, discusión de los problemas y responsabilidad de sus gobernantes no se le puede sustraer el legítimo derecho a manifestar sus opiniones en cuestión de transcendencia tal que no dudo en calificar como de interés nacional.

Una Planificación Hidrológica Nacional es absolutamente necesaria, como también el que sus líneas maestras de acción sean conocidas y discutidas ampliamente. Hoy se conocen las necesidades de cada territorio, sus expectativas de futuro y hasta se han anticipado posibles soluciones.

La viabilidad técnica de las propuestas, la eficiencia económica de las infraestructuras previstas, su adaptación a unas razonables exigencias medioambientales y su capacidad para favorecer la eliminación de desequilibrios interregionales sin perjuicio para nadie son los elementos que deben estar presentes en el debate y en la decisión final.

Debate que deseamos sereno, reflexivo, riguroso..., exento de posiciones radicales o intransigentes; que debe huir de la exposición de las discrepancias en meros términos de lucha. Un debate que, en su conclusión, no debe tener vencedores ni vencidos, sólo beneficiarios, porque en él quede establecido el cauce definitivo para resolver los problemas de todos.

Razones de índole social y económica exigen solución urgente a problemas urgentes; sin que la palabra urgencia tenga aquí resonancias de improvisación, sino de estímulo para agilizar el proceso. Un proceso que en su desarrollo ha de evitar retrasos innecesarios, provocados por estériles disputas que, lejos de aportar luz e ideas para la decisión, sólo contribuyen a agravar el problema y a aumentar el número de los que lo sufren.

Quienes compartan estos principios tienen ante sí la oportunidad y la responsabilidad de aportar luz sobre la penumbra en que, hasta ahora, se ha producido la discusión en torno a la cuestión del agua en España, y pueden contribuir a una solución satisfactoria y justa para todos.

El éxito será posible si toda la sociedad española siente este reto como propio. Murcia aportará, como hasta ahora, rigor y serenidad en sus argumentos, mientras sigue en el esfuerzo permanente por el ahorro y uso racional de sus recursos, en el camino del desarrollo sostenible.

El agua es presente y futuro de todas las regiones, y ese futuro, el gran proyecto de los españoles, es, precisamente, el punto de encuentro del interés general. Estoy convencido de que una sociedad sana y justa como la nuestra no tendrá finalmente dudas sobre la decisión a adoptar.

Ramón Luis Valcárcel Siso es presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia.

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