La importancia de reaccionar rápido en el ictus

Demoras de 4 a 8 horas

Dos estudios publicados en la revista Stroke, en los que se analizan las causas de demora a la hora de tratar un ictus o ataque cerebral, muestran que la rapidez en el tratamiento marca muchas veces la raya que separa la recuperación completa de la discapacidad permanente. Los factores clave son el conocimiento que el paciente tenga de sus síntomas (entre ellos, dolor de cabeza, mareo, confusión, pérdida del habla, deficiencias visuales, entumecimiento o parálisis) y el medio que utilicen para acudir al hospital."El tiempo que un paciente tarda en decidirse a buscar ayuda representa el mayor porcentaje de tiempo desde la aparición de los síntomas hasta que se suministra el tratamiento", dice Emily Schroeder, autora principal de uno de los dos estudios. "Una vez alertado el servicio de urgencias, todo se puede desarrollar rápidamente, pero la gente no llama al teléfono de urgencias hasta que considera que sus síntomas son urgentes". La urgencia va unida a un tratamiento con un activador tisular del plasminógeno, un agente trombolítico que carece de eficacia si se administra tres horas después de aparecer los primeros signos.

"Esta terapia parece darle al paciente un 30% más de oportunidades de sufrir una discapacidad mínima o no sufrir ninguna", dice el director del estudio y profesor de medicina de urgencias Dexter L. Morris.El equipo de Morris se planteó examinar los retrasos que se daban a la hora de tratar los ataques, tanto antes de llegar al hospital como en la sala de urgencias. Para ello, controlaron a 1.207 pacientes a los que se había diagnosticado ataque cerebral o ataque isquémico transitorio, o "miniataques", en 48 salas de urgencias de hospitales de EE UU. La media de demora entre la aparición de los síntomas y la administración del tratamiento era de cuatro horas, y en algunos pacientes llegaba a superar las ocho horas.

Sin embrago, los retrasos se reducían en cierta medida si otra persona distinta del paciente percibía sus síntomas. El factor más significativo a la hora de reducir el tiempo hasta la administración del tratamiento dependía de si se llamaba a los servicios de urgencia o no.

El segundo estudio se centra en comprender cómo reaccionan los pacientes y los testigos ante los síntomas de un segundo episodio de ataque cerebral.En este estudio se siguió el rastro de 617 pacientes que habían acudido a servicios de urgencias en tres ciudades norteamericanas. Los pacientes que utilizaron los servicios de urgencia tenían una media de demora de 2,85 horas antes de llegar al hospital, en contraste con las 4,03 horas de quienes usaban el transporte privado.

Incluso la media de demora de 2,85 horas para los pacientes que utilizan el servicio de urgencias resulta demasiado lenta. Schroeder afirma: "Se puede tardar un mínimo de una hora en llevar a cabo e interpretar las pruebas necesarias, como el escáner, antes de poder administrar la terapia trombolítica".

Estas pruebas son esenciales, porque con el tratamiento sólo se puede contrarrestar el ataque isquémico, que es el tipo de ataque que se origina por la interrupción del flujo de sangre al cerebro La otra clase básica de ataque cerebral, el ataque hemorrágico, comporta una hemorragia intracraneal que se vería empeorada por el trombolítico.