El peso de la felicidad

Sin secuelas

Nunca una madre estuvo tan pendiente de la balanza. Al nacer en mayo pasado, la pequeña Tania tan sólo pesó 390 gramos y desde entonces, al borde de la muerte, su vida fue ganando peso día a día. Cada gramo añadido ha sido una alegría para sus padres. Ahora, Tania ya pesa 3.100 gramos y, según los médicos del hospital Vall d'Hebrón, "el peligro ya ha pasado". Además, prevén que dentro de un par de años la niña consiga alcanzar un desarrollo normal. Tania tuvo ayer su puesta de largo. Aunque la ropa le venía grande, ahora ya se la puede vestir con las prendas propias de un bebé. Hace unos meses habría sido imposible, puesto que nació midiendo poco más de 25 centímetros. Los médicos la presentaron ante la prensa como un auténtico logro de la ciencia. Y su madre como la alegría de la casa."Aún no puedo creerme que se haya salvado", contaba ayer una nerviosa Ana Serrano. Esta catalana de 26 años recordó con pesadumbre todas las penalidades por las que ha pasado desde que Tania nació prematuramente tras sólo 26 semanas de gestación. El parto fue de gemelas, pero la otra niña, que pesaba casi el doble que su hermana, no logró sobrevivir. "Me hicieron una transfusión fetal para salvar sobre todo a la grande, la pequeña ya se descartaba. Me dijeron que no duraría ni un día, sólo unas horas".

Poco después de este dramático anuncio comenzó a aflorar la esperanza. Después de nacer, la niña ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos. Pasó allí sus primeros 55 días de vida. Al principio fue alimentada por vía intravenosa, pero los médicos aconsejaron que la madre se ocupara cuanto antes de ella. Y darle el pecho funcionó. Día y noche, las enfermeras, los médicos y el resto del personal del hospital de la Vall d'Hebrón han visto el esfuerzo que la niña ha hecho para sobrevivir.

Ayer, Tania les recompensó con una nítida sonrisa. "No saben el estrés que me ha dado" afirmaba uno de los médicos del hospital. A pesar de ello, no podía evitar que se le cayera la baba cuando la madre le puso la niña en brazos. "Casos como este no se dan todos los días", repetía.

Algo que nadie se explica es que la niña no presente ninguna secuela. El 16% de los niños prematuros presentan parálisis cerebral y un 14% retrasos en su desarrollo neurológico. Estas estadísticas sólo hacen referencia a los niños que nacen con un peso de entre 1.000 y 1.500 gramos. "Los de menos de 500 gramos ya no salen ni en las estadísticas", aseguró el jefe de la unidad de Neonatología. Gregrorio Peguero. Ana disfruta actualmente de un año de excedencia para poder sacar adelante a la niña. No tiene que someterla a ningún tratamiento especial, aunque los médicos le han prescrito que continúe añadiendo aportes vitamínicos y de calcio a la leche materna. Ahora, sólo espera una cosa "no tener que volver al hospital".