La obra de cámara de Cristóbal Halffter

Mientras recordamos al mayor de los Halffter, Rodolfo, en su centenario, el que ya ha dejado de ser el menor, Cristóbal, celebra sus 70 años. Lo hace desde una actividad incesante y mostrando, cada día, la espléndida madurez de su talento musical, pues el 2000 halffteriano ha dado, además de la ópera D. Quijote, dos partituras importantes -De verborum speculorum ludis y Halffbéniz- y dos solos para flauta y violoncello.El homenaje del martes en el Auditorio suponía el mensaje del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea en colaboración con el Instituto Goethe y se centraba en la obra de cámara del compositor madrileño: Cuarteto nº 3, de 1978; Con bravura y sentimiento (dedicada a Alfred Schlee, en 1991, y Zeitgestalt (Imagen del tiempo), escrita para Paul Sacher en 1996, todas ellas cuartetísticas. En la segunda parte, escuchamos Endechas para una Reina de España, para sexteto de arcos, estrenada en 1994 por encargo de la Comisión del V Centenario del Tratado de Tordesillas, que fijó la expansión ultramarina y sus límites para España y Portugal.

La belleza, carga dramática, penetración psicológica y hervor histórico de las Endechas o el estructuralismo expresivo, abierto y altamente poético en su misma objetividad del Cuarteto III no restan valor a la inventiva desplegada en las páginas, más breves, desde las que Cristóbal Halffter dijo su afección y admiración a dos personalidades emprendedoras de la música europea del siglo XX, sin las cuales quizá las cosas habrían sido algo distintas: el gran mecenas suizo Paul Sacher y el promotor y refinado hombre de cultura Alfred Schlee, que en la Universal Edition de Viena tuvo fe en la potencia creadora de la Escuela de Schönberg, del imaginativo nacionalismo de Bartok, del irrepetible Stravinski y así hasta ayer mismo, incluido el propio Halffter.

Personalidad

Hay un dato que, a mi modo de ver, no se subraya suficientemente en el caso de Cristóbal y es que si su salida al mundo y sus contactos y actividades en Alemania principalmente completaron y pusieron "a la altura de las circunstancias" su personalidad de compositor, había recibido en España, junto a Conrado del Campo, una formación sólida, aparte claro está de poseer unos dones que no se reciben de nadie: se tienen o no se tienen.El Cuarteto Edinger, formado por la extraordinaria violinista Christiane Edinger, el también violinista Alexander Kortschmar, el viola Igor Budinstein y la chelista Katharina Maechler, a los que se añadieron el viola Dimitri Hoffmann y el violonchelista Michael Sanderling, para las Endechas, consiguieron versiones, como dijo Cristóbal, "al borde mismo de cuando un autor puede desear" y un público culto y entusiasta ovacionó a todos y en especial al homenajeado, por sus invenciones y el fondo y tono de sus palabras de contestación a las ceñidas y sinceras de Consuelo Díez.