_
_
_
_
EXCURSIONES - VÍA VERDE ITÁLICA

Encontronazo con el balastro

Tereixa Constenla

Sólo la cita con Itálica, la ciudad fundada por Adriano, compensa la monotonía entre la ruta Gerena y Sevilla

El buen excursionista se caracteriza por su capacidad mimética. Para disfrutar de una caminata se requiere calzado adecuado y espíritu libre. Si uno pretende topar con el salto de Iguazú cada vez que sale al campo puede regresar con un chasco monumental en la mochila. Dicho esto, es innecesario añadir que la vía verde de Itálica, que enlaza Sevilla y Gerena, no mata por su belleza, por decirlo con suavidad, a excepción de las escapadas de interés arqueológico como el conjunto de Itálica en Santiponce.Los 27 kilómetros de la ruta sólo pueden realizarse a pie o a caballo si se aspira a recorrerla en su totalidad por la abundancia de balastro, aunque hay tramos con el firme de tierra que permitiría el uso de bicicleta. El éxito de una excursión puede radicar en el encuentro con la naturaleza, en concreto, o en los encontronazos en general. Los segundos, desde luego, nunca están asegurados por decreto. En esa incertidumbre reside la aventura.

En Gerena, junto a los restos del antiguo edificio donde se cargaba el granito de las canteras en el ferrocarril, se produce un encontronazo indeseado, que invita a renegar de la especie humana. Una inmunda laguna donde flotan todo tipo de objetos ya desterrados por inservibles por los mismos humanos que los inventaron. Neumáticos, frigoríficos, colchones, retretes, puertas, bidones y hasta el esqueleto de un automóvil sobresalen entre aguas putrefactas, donde, por asco que dé, habita algún bicho viviente, a la vista de las ondas que perturban la superficie cada poco tiempo.

No hubiera resultado mal punto de partida si la basura no invadiese la vista y el olfato. Se divisa, como en una cámara panorámica, el pueblo de Gerena, las minas de Aznalcóllar y una vasta llanura de tierras aradas salpicadas por algunas filas de eucaliptos. Pero es posible que un picor psicológico le invite a salir pitando.

La vía verde, que recorre el trazado desmantelado casi por completo del antiguo tren que transportaba pirita azufrosa desde Aznalcóllar hasta el puerto fluvial de Sevilla, atraviesa una sucesión de plantaciones de cítricos y algodonales en la zona próxima a Gerena. Sólo algunas traviesas aisladas y un firme que mantiene su anchura inalterable delatan su pasado ferroviario.

Conforme se abandona Gerena sale al encuentro un paisaje monótono, caracterizado por amplias llanuras de tierras agrícolas. Los kilómetros se suceden iguales unos a otros. Sólo los encontronazos ocasionales rompen esta uniformidad: algún tractor mientras ara, una pareja de conejos que inician de súbito una peculiar competición en la que mezclan la carrera de vallas y la de velocidad, incluso tropiezos más inesperados con parejas urgidas por una llamada alocada de las feromonas que imaginaban su coche sobre una vía muerta.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Las lluvias han coloreado con tonos verdes pequeños islotes de tierra, pero siguen siendo los amarillos y ocres heredados de los meses veraniegos los que predomina a derecha e izquierda del trazado, jalonado por chumberas de formas generosas. Apenas alguna edificación rompe esa fisonomía, sólo torretas de tendido eléctrico y, pasado el puente sobre el arroyo de Pie de Palo, una extraña edificación de madera, recubierta por planchas galvanizadas, que le dan un toque futurista y estrambótico. Como sacada de El milagro de P. Tinto.

La aparición de construcciones anticipa la llegada a Santiponce. Si algo merece la pena de la ruta es el encuentro pausado con la ciudad que fundó Escipión en el año 206 antes de Cristo, aunque sus restos (vetus urbs) yacen bajo el trazado actual. Es la nova urbs (ciudad nueva), fundada en el siglo II por Adriano, la que permite un recorrido memorable sobre calzadas romanas o la contemplación de mosaicos en sorprendente estado de conservacion en un entorno diseñado con tanto esmero que animaría a pasar las tardes leyendo o cavilando entre sombras y piedras seculares. De Santiponce a Camas vuelve el duro balastro y un paisaje urbano duro, de corona metropolitana, hasta la restaurada estación de ferrocarril de Camas. De allí parte el tramo acondicionado de la vía verde, que a orillas del Guadalquivir, junto al aparcamiento de la Puerta de Triana.

Carnes rojas, llanos amarillos

- Dónde. Sevilla y Gerena distan unos 27 kilómetros entre sí. Una vez en Gerena se toma la carretera comarcal en direccion Olivares. A unos cuatro kilómetros, esta vía se corta con la pista por donde pasaba antiguamente el ferrocarril y que es el trazado de la actual vía verde. Hacia la izquierda conduce hasta Sevilla. - Cuándo. Fuera de los meses de verano, cuando atravesar la campiña pelada debe asemejarse al rodaje de El bueno, el feo y el malo, en el desierto de Tabernas. Incluso ahora predomina el amarillo en el paisaje.

- Alrededores. Imperdonable no reservar un par de horas para recorrer el conjunto arqueológico de Itálica y, fuera del mismo, las ruinas del teatro romano y las termas menores, en la Vetus Urbs. Igualmente en Santiponce merece la pena visitar el monasterio de San Isidoro del Campo (1.301). Para comer, un asador clásico de carnes a la brasa: Ventorrillo Canario. Los precios oscilan entre 2.500 y 3.000 pesetas.

- Y qué más. José Manuel Rodríguez Hidalgo ha publicado La Itálica Arqueológica, que se puede adquirir en librerías. El conjunto arqueológico puede visitarse, de martes a sábados, de 9.00 a 17.30 y domingos y festivos, de 9.00 a 15.00. Sobre la ruta se puede encontrar información en la Guía de Vías Verdes, publicada por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. El teléfono de contacto es el 91 539 23 51. Oficina de turismo de Santiponce: 95 599 80 28. Reserva entradas Itálica: 955 99 73 76.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_