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Nueva catástrofe en el Canal

"El mar te comía, no podíamos ni achicar", relata el tripulante español Manuel Lago

El marinero gallego describe la crítica situación que se vivió en el 'Ievoli Sun' durante la tempestad

Manuel Lago, un gallego de 27 años, electricista del Ievoli Sun, no pensaba ayer más que en conseguir del armador el billete de avión para marcharse cuanto antes de Brest, la ciudad de Bretaña donde se encuentra alojado junto con varios compañeros italianos del navío naufragado. "El mar te comía", relató ayer, "no podíamos ni achicar". A la hora en que EL PAÍS conversó con él, el otro español de la tripulación, Manuel Hormo, estaba en un lugar bien distinto, sometido a interrogatorio junto con tres tripulantes más, entre ellos el capitán, que llevaba sólo dos meses en el barco.

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Para Manuel Lago, que ha escapado de la tragedia, lo primero es irse, olvidarla. Cuando se le pregunta qué pasó, el coruñés contesta con la mayor naturalidad: "Se nos empezó a llenar de agua la proa. Había tanta agua y las olas eran tan enormes que no podíamos ni acercarnos a proa. El barco se fue inclinando. Los dobles fondos se empezaron a llenar, primero el uno, luego el número dos...""El mar te comía", recuerda el tripulante. "No podíamos ni achicar, había problemas por todas partes. Habíamos salido el domingo por la noche, ya con vientos de fuerza 10 o 12, no recuerdo, pero vamos, de ciento y pico kilómetros por hora. Era de noche, la situación era crítica y por eso se llamó al centro de socorro de la costa más próxima".

En un principio no se iba a intentar la evacuación de toda la tripulación. "El capitán y el jefe de máquinas se iban a quedar para esperar la llegada del remolcador, pero no era fácil estar allí. Al final salimos todos". Sobre las nueve de la mañana del lunes, los 14 tripulantes fueron izados a un helicóptero de la Marina francesa. ¿Hubo dificultades para lograr la evacuación? "No, que va, pudimos ser rescatados de día, sin problemas". Primero los llevaron a una base militar, y de ahí a un hotel de Brest.

Lago no sabe por qué se hicieron a la mar con tan mal tiempo: "Yo soy el mecánico, no lo sé". Antes de tocar la costa británica habían cargado en Holanda ese producto químico contaminante que ahora tiene aterrorizados a los habitantes de Normandía y Bretaña. Todo este barco y su peligrosa carga se encontraban en manos de un capitán que había cambiado recientemente. Sólo llevaba dos meses a bordo.

Los tripulantes recibieron la visita de Francis Garaud, un profesional que trabaja para una compañía marítima y que lleva el consulado honorario de España en Brest. En contacto con la Embajada de España en París, el cónsul se ha mantenido pendiente de las operaciones de rescate y de atender a los marineros españoles. Garaud destaca el valor y la precisión demostradas por la tripulación del helicóptero de rescate. "La operación se hizo con vientos de 35 nudos, equivalentes a 75 kilómetros por hora, y con olas de siete a diez metros de altura. Era difícil recuperar a toda la tripulación en esas condiciones, pero el helicóptero lo consiguió y no hubo ningún herido. Todos los tripulantes han sido trasladados a un hotel y se encuentran bien", confirmó Garaud.Otro asunto es la evolución de las investigaciones emprendidas por la fiscalía y por el Ministerio de Transportes, cuyas consecuencias para los tripulantes desconocía anoche el cónsul honorario de España en Brest.

Este experto en el mar desconoce las causas del accidente y tampoco ha podido hacerse una idea más precisa después de hablar con los tripulantes. "Era un barco con doble pared en el fondo, de nueva concepción y de construcción relativamente reciente, sólo tenía 11 años". Asegura que en noviembre, diciembre y enero son frecuentes las tormentas en esta zona del Canal, donde se encuentran varias islas de soberanía británica: la famosa de Jersey y la desconocida de Alderney, que desde ayer se ha incorporado a la historia marítima como escenario de otro de los escándalos proporcionados por la inseguridad del transporte de mercancías peligrosas por mar.

El ministro del Interior pidió ayer al prefecto de la Mancha que declare el plan Polmar Terre, a causa de la presencia de una traza irisada en la superficie de la zona donde se hundió el carguero italiano. Aunque la comunicación gubernamental precisa que esta decisión es una alerta de carácter "preventivo", también se anuncian análisis atmosféricos y de la calidad del agua "con el fin de observar una eventual contaminación". Las autoridades francesas no habían comunicado anoche la aparición de rastros de contaminación.

El plan Polmar Terre está destinado a coordinar los esfuerzos para la lucha contra la contaminación. A ello se añade el desplazamiento de un barco que transporta un robot submarino, con el que observar qué ha ocurrido en la zona del naufragio.

Greenpace, que acusó ayer inmediatamente de pasividad al Gobierno y muy particularmente al ministro de Transportes, anunció por su parte el envío de un navío propio a la zona del naufragio para "ejercer una labor de vigilancia" y, llegado el caso, "medir la amplitud de la contaminación". A su juicio, el carácter corrosivo del estireno puede "acelerar su dispersión en el medio marino".

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