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Massagué e Izpisúa se incorporan al Parque Científico de Barcelona

Los científicos españoles Joan Massagué y Juan Carlos Izpisúa Belmonte han formalizado sendos acuerdos para incorporarse al Parque Científico de Barcelona (PCB), institución impulsada por la Universidad de Barcelona. Massagué ha firmado en calidad de asesor científico, mientras que Izpisúa se incorporará, según un preacuerdo firmado ayer, como director del futuro Instituto de Biología del Desarrollo, que deberá ponerse en marcha en 2003.

Oportunidad única

Massagué es director del Instituto de Biología Celular del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, uno de los principales centros de referencia en investigaciones oncológicas, y miembro de la prestigiosa Academia de Ciencias de Estados Unidos. Figura como el segundo investigador más citado del mundo por su producción científica en el periodo 1994-1998. Por su parte, Izpisúa está considerado uno de los investigadores con mayor solvencia internacional en biología del desarrollo, campo en el que ha destacado por su contribución al conocimiento de genes maestros que dirigen la formación de un nuevo ser en el estado embrionario.

Ambas incorporaciones suponen un salto cualitativo en las aspiraciones del parque para convertirse en una instalación científica de primer nivel internacional. Massagué explicó ayer en conferencia de prensa que la asesoría que prestará al PCB no se limitará a exponer su opinión sobre la marcha del futuro parque. Por el contrario, su intención es contribuir a modelar las líneas de investigación del PCB, influir en su modelo organizativo, participar en negociaciones para atraer a científicos de primer nivel mundial y, llegado el caso, intervenir en la obtención de fondos.

Uno de los primeros frutos de este asesoramiento se concretó ayer con la firma de un preacuerdo entre el PCB y Juan Carlos Izpisúa. Según el documento, el PCB se compromete a construir y equipar las infraestructuras necesarias para que, en el horizonte de 2003, el investigador dirija el futuro Instituto de Biología del Desarrollo que se ubicará en sus instalaciones, en Barcelona.

Para ello, fuentes del PCB informaron de que se cuenta con el apoyo del Gobierno central y de la Generalitat. Como consecuencia de este compromiso, cuyo coste no ha trascendido, Izpisúa renuncia a ofertas de primer nivel internacional. Entre otras, del Instituto Salk de San Diego (California), donde se le planteó la dirección de un centro de las mismas características; de Wellcome Trust, en el Reino Unido, y del Instituto Max Plank, en Alemania.

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En España, Izpisúa también había recibido ofertas del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid, y del Parque de Investigación Biomédica de la Universidad Pompeu Fabra, uno de cuyos responsables, Jordi Camí, saludó "con satisfacción" la decisión final del investigador por su "positivo impacto" para la investigación biomédica. Massagué, ya puesto en su papel de "asesor independiente", auguró un futuro excelente para el PCB siempre y cuando "las cosas se hagan bien". "El PCB", afirmó, "representa una oportunidad única" en el contexto científico español para lograr un centro de "primer nivel mundial".

En su opinión, la estructura flexible con la que se le quiere dotar (el PCB estará gestionado por una fundación), junto a la incorporación de los mejores grupos de investigación, constituye un buen punto de partida. No obstante, indicó, esa estructura debe apuntalarse con inversiones en personal y equipamientos, además de con un modelo organizativo que permita alcanzar un nivel de excelencia internacional.

Para ello, precisó, es necesario invertir "mucho dinero", alrededor de 5.000 millones de pesetas de coste operativo por año, una cantidad que en España sólo puede destinarse a "dos o probablemente tres" centros. Uno de ellos sería el PCB, mientras que un segundo incluiría el conglomerado formado, entre otros, por la Universidad Autónoma de Madrid, el Centro Nacional de Biotecnología y el Centro de Biología Molecular.

Alrededor de estos grandes centros Massagué considera necesaria la presencia de un "sustrato de excelencia" formado por instalaciones de tamaño inferior y cierta especialización, pero igualmente dotadas de un alto nivel de competitividad. Esta idea es precisamente la que trasladó el pasado miércoles a la ministra Anna Birulés, titular de Ciencia y Tecnología, en una comida celebrada en Madrid a la que también asistieron Rolf Tarrach, presidente del CSIC, y Ramón Marimón, secretario de Estado de Política, Ciencia y Tecnología, además de Juan Carlos Izpisúa.

En esa reunión, aclaró Massagué, no se presentó un proyecto concreto, sino las líneas directrices de cómo, a su juicio, debería abordarse la política científica en España y, en particular, cómo organizar y dotar un centro de primer nivel internacional.

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