La semana del 'prêt-à-porter' de París avala el espíritu libre de los creadores

El alto nivel de creatividad que se aprecia estos días en la semana del prêt-à-porter de París ante la primavera-verano 2001, de la mano de Yohji Yamamoto, John Galliano, Marc Jacobs, Stella McCartney, Karl Lagerfeld, Jean-Paul Gaultier o los jóvenes Olivier Theyskens y Nicolas Ghesquiere (Balenciaga), confirma que la capital francesa sigue manteniéndose como plataforma de la individualidad y el espíritu libre sin necesidad de comprometerse sólo con lo comercial.

El momento más emocionante de la semana, en la que se han programado 85 desfiles y que termina mañana, se vivirá esta tarde con el primer desfile de Tom Ford como director creativo del prêt-à-porter Yves Saint Laurent (el maestro Saint Laurent sigue diseñando la alta costura). Ayer, Karl Lagerfeld lanzó sobre dos pistas escalonadas mujeres femeninas ataviadas con el estilo Chanel clásico sin romper moldes pero con un toque moderno y renovado para el milenio. Jean-Paul Gaultier jugó con la imagen destroyer o destructora tan prevalente en los ochenta para un batallón de mujeres agresivas como gladiadoras del siglo XXI donde botas, microcazadoras de motoristas en cuero negro o marrón envejecido, cinturones anchos de cuero con cadenas o flecos dieron el tono entre punk y heavy metal para superposiciones de medias prendas.Desde que Paco Rabanne dejó la alta costura hace un año, emplea sus energías a fondo en el prêt-à-porter, cuyo resultado ha sido una colección llena de sus ideas originales pero rejuvenecidas como si el español se hubiera reinventado a sí mismo: allí estaban sus famosas mallas metálicas, pero actualizadas y ponibles para biquinis, bañadores, microfaldas envolventes, minitúnicas drapeadas o los plásticos cortados al láser.

Stella McCartney para Chloe utilizó la imagen de caballos inspirados en los cuadros del pintor inglés Stubbs como base para sus tejidos, imprimiéndolos sobre sedas marfiles y marrones, bordándolos con lentejuelas y pedrería sobre pantalones denim e incluso convirtiendo las cabezas en enormes botones. Marc Jacobs ha dado una vuelta más de tuerca en Louis Vuitton. Jugó la carta militar tanto para estampados camuflaje y rosas como para faldas de tafetán, chaquetas cortas tipo cadete con cuello Mao en verde oliva, faldas lápiz, trincheras y todo con anchos cinturones de plexiglás transparentes.

Yohji Yamamoto, fiel a sus orígenes, hizo un homenaje al negro para holgados abrigos o chaquetas cruzadas de hombros importantes, pantalones que recuerdan los esmóquines masculinos, además de fluidos y largos vestidos drapeados hacia un lado, todo adornado con bolsos variados. Cristina Ortiz para Lanvin va consolidando su sello entre sexy y andrógino y propone camisas blancas masculinas abiertas sobre bodies de strass con escotes en uve, pantalones ajustados bajos en la cadera, camisetas de tirantes y blusas con cuellos y puños bordados de lentejuelas.