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LA TRANSICIÓN EN YUGOSLAVIA

La reconstrucción de Serbia exigirá una fuerte ayuda financiera

Kostunica recibe un país quebrado por el desempleo y la ruina de las infraestructuras

La comunidad internacional y la europea en particular deberán hacer un gran esfuerzo económico para concretar el apoyo anunciado al presidente Vojislav Kostunica. La República Federal de Yugoslavia (RFY) tendrá que ser integrada en el Pacto para los Balcanes, y la UE se verá probablemente obligada a revisar al alza la suma de 2.300 millones de euros (casi medio billón de pesetas), sin contar Kosovo, de los 5.500 millones que Bruselas propuso esta primavera conceder durante los próximos seis años a toda la región balcánica.

Refugiados

Bill Clinton, Jacques Chirac, Gerhard Schröder, Tony Blair y el resto de líderes occidentales dejaron claro cuando en julio de 1999 se puso en marcha, en Sarajevo, el Pacto de Estabilidad que la RFY no recibiría ni un céntimo mientras Slobodan Milosevic continuara en el poder. El pacto comprometió el pasado marzo más de 2.000 millones de euros en préstamos y donaciones de la UE, EE UU, Japón, Canadá y Rusia, Banco Mundial y Banco Europeo de Inversiones a los países de la región y sus vecinos.La situación social y económica de Serbia era ya bastante delicada antes de los bombardeos de la OTAN en marzo de 1999. La mayoría de las fábricas carecían de actividad con excepción de la industria militar. Cerca de medio millón de personas estaba en el paro y la crisis precipitó la huida de cerebros y estudiantes. El dictador vendía sistemáticamente en nombre de la privatización recursos naturales preciados a sus amigos.

La derrota militar hundió más el país. Los refugiados serbios comenzaron a regresar de Kosovo, la desmoralización cundió entre los reservistas y creció la amargura y el rechazo de la población contra el dictador. Unas 150.000 personas aterrorizadas de la minoría serbia y romaní huyeron de la provincia a Serbia al terminar la guerra a partir de junio de 1999.Según un análisis realizado el pasado agosto por el equipo de análisis independiente International Crisis Group (ICG), la situación se deterioró notablemente desde entonces hasta hoy. La infraestructura está en ruinas, destruidas las centrales eléctricas, la explotación de aguas y los tratamientos de residuos, así como las fábricas de equipo militar. Un balance preliminar cifra los daños entre 4.000 y 10.000 millones de dólares.

El desempleo ha aumentado en otro millón de personas, sin incluir soldados y policías, muchos de ellos sin hogar, que regresaron de la provincia de Kosovo. La población rural se ha empobrecido más y sobrevive esencialmente con una economía de trueque. La renta media per cápita al mes es de 48 dólares (unas 9.000 pesetas) y las reservas del Banco Central están a niveles mínimos, según el ICG. Las sanciones occidentales han dañado sobre todo a la población, pero apenas al régimen, que ha ido sobreviviendo más de lo previsto a través del comercio negro o semiencubierto. Belgrado ha exportado trigo y maíz a cambio de petróleo a países como Irak, Libia, Siria, Rusia y Ucrania.

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