El asesino de Lennon seguirá en prisión al serle denegada la libertad condicional
Mark David Chapman, el hombre que asesinó a John Lennon, seguirá en la cárcel. El Comité de Libertad bajo Palabra de Nueva York denegó ayer la solicitud del recluso, casi inmediatamente después de que sus miembros se entrevistaran con él en la prisión neoyorquina de Attica, donde Chapman cumple una condena que se fijó entre los 20 años, ya cumplidos, y la perpetuidad. Un portavoz del comité declaró que la petición de libertad bajo palabra había sido denegada. "Concederla", añadió, "habría equivalido a subestimar la gravedad de su crimen y a erosionar la función de la ley".La reunión de Chapman, de 45 años, y los miembros del comité se celebró sin público en una sala de la prisión. Fue breve: otros 51 reclusos pasaron frente al comité para exponer las razones de su petición de libertad. La viuda de Lennon, Yoko Ono, fue invitada a la audiencia, pero declinó asistir. Prefirió exponer su posición en una carta, cuyo contenido fue desvelado por fuentes cercanas al comité: Ono se opuso a la liberación de Chapman, argumentando que ni ella ni los dos hijos de Lennon, Julian y Sean, podrían sentirse seguros con el asesino en la calle.
Chapman afirmó, la semana pasada, que Lennon le habría perdonado y que apoyaría su puesta en libertad. Esa suposición, repetida varias veces en las dos entrevistas que concedió, fue acompañada de comentarios más o menos inquietantes sobre sus sueños. Chapman sueña con insistencia en que abraza a Yoko Ono, en que ésta le perdona y en que se convierte en un miembro más de la familia Lennon-Ono. La vida onírica del recluso, que asesinó a Lennon porque estaba obsesionado con él y le imitaba incluso en los menores detalles, pesó, sin duda, en el ánimo de los miembros del comité. Chapman no habría perdido nada callándose esas cosas.
Incluso con una actitud más reservada, Chapman tenía muy pocas posibilidades de abandonar Attica. Muy pocos condenados a cadena perpetua consiguen la libertad al cabo de 20 años, y casi ninguno la obtiene en la primera solicitud. Su crimen, además, fue especialmente notorio, por lo que su liberación habría suscitado escándalo, según reconocieron dirigentes del sistema penitenciario neoyorquino. Por último, los psiquiatras que le examinaron antes del juicio, en 1981, le calificaron de "sociópata de gran peligrosidad".
Aunque su vida en la zona de máxima seguridad de Attica ha transcurrido sin incidentes, Chapman, convertido en un ferviente cristiano, no suscita una confianza unánime entre quienes le han tratado regularmente durante estos años. Él afirma que sería "totalmente imposible" que volviera a matar.
Babelia
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