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Semprún defiende la necesidad de preservar la memoria colectiva

La reconstrucción de un espacio de diálogo y de confluencia de culturas ha sido el principal argumento del Encuentro Internacional del Libro de Sarajevo, que terminó el domingo, junto con la discusión acerca de la necesidad y la posibilidad de preservar la memoria colectiva de los terribles años de la guerra, que, sin embargo, no consiguió destruir la ciudad ni la vitalidad de sus ciudadanos.El escritor Jorge Semprún ("completamente español y completamente francés", en sus propias palabras), en su intervención, con la sala a rebosar y ante un auditorio visiblemente conmovido, presentó su libro La escritura o la vida. Semprún defendió, a propósito de su propia experiencia en los campos nazis, la radical necesidad del testimonio personal y literario frente a la frialdad de las estadísticas y los estudios sociológicos y su incapacidad para transmitir la singularidad de toda experiencia ni por tanto penetrar en la verdad de cada tragedia individual. Sus palabras resonaban de forma particularmente significativa en una ciudad que, con las huellas de la destrucción y la muerte aún visibles, se esfuerza por recuperar su antiguo pulso y trata de mantener un recuerdo sereno de la barbarie cometida contra todos sus habitantes. "Sólo un límite moral debe imponerse a la elaboración literaria de la memoria: no inventar un solo hecho", dijo Semprún, con objeto de no proporcionar ningún argumento a los revisionistas o "negacionistas". Preguntado por su propia percepción de la tragedia de Sarajevo y su tratamiento actual, afirmó que lo sucedido había contribuido a revivir su propia memoria y "a revivir su decisión de continuar combatiendo" por impedir que se pierda la memoria colectiva, independientemente de las soluciones políticas que se adopten para garantizar la convivencia.

Diálogo

En este Encuentro Internacional han participado escritores, traductores, dibujantes, periodistas y editores de numerosos países de Europa, aunque su más destacable característica ha consistido en el diálogo, por primera vez desde la guerra, de creadores bosnios, croatas, serbios, eslovenos, albaneses, macedonios, turcos... Significativamente, como se informó en las sesiones dedicadas a la traducción literaria, existen ahora en Bosnia y Herzegovina más editoriales que en toda Yugoslavia antes de la guerra y la disolución. Juan Goytisolo, en conversación con el novelista turco Orhan Pamuk y el bosnio Dzevad Karahasan, sostuvo que "los intelectuales españoles son los mejor situados en Occidente para comprender lo que ha sucedido en Bosnia", debido a la propia experiencia de lo ocurrido en su país, y después de afirmar que "una cultura es la suma de las influencias culturales que ha recibido", defendió el Estado de los ciudadanos, independientemente del origen étnico, religioso, lingüístico, etcétera.

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