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GOLPE AL PROCESO DE PAZ

EE UU pide calma a Barak y Arafat para salvar el proceso de paz

El Gobierno de Bill Clinton, que trata de abanderar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, ha pedido a los líderes implicados que trabajen mano a mano para recuperar la calma perdida. EE UU, anfitrión en las negociaciones de paz, trabaja "al más alto nivel" en la búsqueda del entendimiento. La Casa Blanca contempla los incidentes como el peor escollo a un proceso de paz que es especialmente complejo cuando las partes dialogan sobre el futuro reparto de Jerusalén.

En Washington, el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de EE UU, P. J. Crowley, hizo este fin de semana un llamamiento a la calma y pidió a árabes y palestinos que "negocien en la mesa, no en las calles". Según Crowley, el futuro de Jerusalén debe resolverse a través del diálogo, y en ese camino trabaja intensamente la Casa Blanca. El portavoz aseguró que ha habido contactos al máximo nivel. Al menos, Clinton habló con Arafat y le expresó la necesidad de salvar el proceso de paz, según confirmó un portavoz palestino. No se ha confirmado si conversó con Barak. "Les hemos pedido al más alto nivel que hagan lo posible por restaurar la calma", dijo Crowley.De viaje por Europa, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, se mostró "muy preocupada" por los acontecimientos, aunque no parece contemplar la posibilidad de desviar su trayecto para visitar a los líderes en la zona. Albright jugó un papel catalizador especialmente productivo en la ronda de conversaciones de Camp David celebrada el pasado mes de julio. Según Albright, "existe el peligro de que se entre en un ciclo de violencia. Lo que ocurre es contraproducente para el proceso de paz. Las conversaciones", añadió, "pasan por un momento muy delicado". De hecho, los últimos contactos entre israelíes y palestinos acabaron sin progreso alguno a finales de la pasada semana en un hotel de las afueras de Washington. Fuentes palestinas calificaron el encuentro de "útil, pero sin propuestas concretas".

El Departamento de Estado ha declinado comentar si en los últimos encuentros se ha discutido el hipotético reparto de Jerusalén, y tampoco facilitó en qué fecha podrían reanudarse las reuniones.

Aunque Bill Clinton ha puesto todo su empeño político en fomentar un acuerdo de paz, sus esfuerzos parecen no producir fruto alguno. Su mediador para este conflicto, Dennis Ross, también ha reconocido que en las últimas semanas no ha habido ninguna propuesta concreta para avanzar en los temas que provocan mayor enfrentamiento.

La cumbre de Camp David fracasó cuando los negociadores llegaron al debate sobre Jerusalén. Israel parecía dispuesta a hacer concesiones sobre la soberanía de barrios periféricos, pero Arafat optó por aferrarse a la vía del todo o nada.

Por otra parte, el Congreso votó favorablemente la semana pasada a una propuesta que puede enturbiar aún más el proceso: no habrá ayudas a Arafat, salvo las estrictamente humanitarias, si sigue adelante con su intención de declarar el Estado palestino.

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Mediación europea

El enviado de la Unión Europea para Oriente Medio, el español Miguel Ángel Moratinos, expresó ayer su tristeza y frustración "por los graves disturbios" que se registran en Israel y los territorios palestinos y pidió calma contra "las provocaciones de los que están en el campo de los enemigos de la paz".Moratinos, que viajará de nuevo mañana a la región, dijo que la violencia que ha estallado como resultado de la visita el jueves a la Explanada de las Mezquitas del Ariel Sharon, líder del Likud, causa "tristeza y frustración a todos los que trabajamos por la paz". Su portavoz, Bernardino León, aseguró que "sólo personas como Sharon pueden no sentir tristeza por lo que está ocurriendo, y debe estar muy satisfecho por lo que ha conseguido". La Unión Europea dijo ayer en un comunicado que la escalada de violencia es producto de una "provocación", en referencia a la visita de Sharon a la Explanada de las Mezquitas.

Por otro lado, el presidente de Egipto , Hosni Mubarak,y el rey Abdalá II de Jordania, los dos protagonistas más moderados del proceso de paz, muy vinculados a la Administración estadounidense, coincidían ayer en deplorar la situación y no dejaban de acusar a Israel como único responsable de lo sucedido. El monarca calificó de "provocación" la represión israelí.

El líder egipcio se reunió también ayer durante cuatro horas para tratar la crisis y los sucesos en Palestina con el presidente Sirio, Bachar al-Assad.

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