Investigadores españoles filman lo que pasa alrededor de un agujero negro galáctico
El director del estudio subsiste en el CSIC con un contrato precario no renovable
Estamos en una galaxia a 450 millones de años luz de la Tierra. En su centro un agujero negro supermasivo engulle el polvo y el gas que le rodean en forma de disco, en un torbellino inimaginable en su violencia. Las nubes cercanas al disco son muy densas, las alejadas lo son menos y no se sabe muy bien si van o vienen. Un equipo de científicos, en su mayor parte españoles, ha dado un paso importante para saber lo que pasa en el entorno de un agujero negro, al observar lo que ellos llaman el eslabón perdido, la zona intermedia, y su trabajo ha merecido ser publicado en Science.
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El director del equipo se llama José Luis Gómez, tiene 34 años y, tras 10 años de trabajo como investigador, sobrevive en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) del CSIC, en Granada, con un contrato precario que no se puede renovar. Es el sino de tantos jóvenes científicos españoles que no encuentran hueco a pesar de publicar en las mejores revistas científicas, el único indicador homologado de su productividad. Han trabajado con él sus compañeros del IAA Antonio Alberdi y Cristina García Miró, y los investigadores Alan Marscher y Svetlana Jorstad, de la Universidad de Boston. El trabajo se ha hecho a partir de observaciones realizadas con la red de 10 radiotelescopios estadounidenses VLBA, en uno de los proyectos más ambiciosos de este radiointerferómetro que alcanza una alta resolución."Con nuestro trabajo conseguimos entender mejor los agujeros negros que existen en las galaxias activas y su entorno y los chorros que emanan de allí", explica Gómez en conversación telefónica. Pero ¿existen los agujeros negros de verdad? "Está claro que no se han observado directamente nunca, precisamente por su definición, pero digamos que no existe otra explicación para todo lo que observamos a su alrededor", dice este investigador. Resulta difícil imaginar el tipo de agujero negro que han estudiado Gómez y sus compañeros: son los objetos más energéticos del universo y su zona central emite de forma continua más de 100 veces la energía liberada por todas las estrellas de una galaxia como la Vía Láctea.
A lo largo de más de dos años, Gómez y sus colaboradores han estudiado, sin moverse de sus lugares habituales de trabajo, lo que pasa en esta región -las observaciones se hicieron a lo largo de 16 meses- y han obtenido una película que muestra cómo un chorro de partículas subatómicas que emana del disco de polvo y gas que rodea el agujero negro choca contra lo que parece ser una nube de gas ionizado en una zona intermedia, de ahí el nombre de eslabón perdido, a unos 25 años luz del agujero negro de 3C120. Las partículas de este chorro relativista -un fenómeno común en estos núcleos galácticos- viajan casi a la velocidad de la luz y, cuando se observa el chorro desde la Tierra, parece que se mueve a velocidades de hasta cinco veces la de la luz.
Respecto a su situación personal, Gómez explica que se encuentra en la segunda fase de un contrato llamado de reincorporación, pensado para servir de puente a los investigadores que han culminado su formación fuera, pero que se ha convertido en la única salida, aunque muy precaria, por falta de plazas. "Me dieron el contrato, de tres años, en 1996 y cuando terminaba pedí la extensión de dos años y me tuvieron un año en blanco, hasta que me la dieron, y ésta es mi situación ahora".
El investigador dice que se ríe mucho cuando oye decir a representantes del Gobierno que se están dedicando más recursos a la investigación científica: "El dinero del que hablan se va en construir aviones militares y demás, los científicos jóvenes estamos peor que nunca. Yo, como tantos otros, tengo ofertas para trabajar fuera, y tendré que irme, porque me están echando". También cuenta el caso de una compañera de estudios a la que negaron un contraro de reincoporación en España mientras la universidad británica en la que estaba completando su formación le ofreció una plaza fija de investigadora.Y termina: "A la mitad de la gente que pidió la extensión de contratos de reincorporación, gente que vale mucho, se los han negado. Es un derroche de dinero, si nos han estado pagando entre becas y contratos unos tres millones de pesetas brutas al año y al cabo de 10 años te expulsan del sistema, toda esa inversión se pierde".
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