Don Quijote viaja al futuro en el Liceo
La Fura dels Baus estrena en Barcelona su ópera multimedia sobre la novela de Cervantes
"Una nueva manera de hacer ópera". Así define Joan Matabosch, director artístico del teatro del Liceo de Barcelona, D. Q. Don Quijote en Barcelona, la ópera multimedia concebida por el grupo teatral La Fura dels Baus, con música del compositor madrileño José Luis Turina y libreto del escritor granadino Justo Navarro, que el próximo 30 de septiembre se estrena en el coliseo lírico barcelonés. Motor de la obra y aglutinador de ideas, La Fura lleva al célebre personaje del Cervantes al siglo XXXI en un alucinante viaje por el futuro arropado por un espectacular montaje escénico.
D. Q. Don Quijote en Barcelona ha ganado, antes de su estreno, la eterna batalla del rechazo generalizado del público por una ópera contemporánea. Sólo unos cientos de entradas quedan en taquilla a seis días del estreno para las nueve funciones previstas por el teatro del Liceo, con capacidad para 2.380 espectadores. El éxito ha sorprendido a la propia empresa. "Estábamos convencidos de que generaría interés, pero llenar nueve representaciones en un estreno absoluto de una ópera es un sueño nunca imaginado", reconoce Joan Matabosch. "Una pica en Flandes", apunta el compositor, José Luis Turina.El mago que ha convertido este inimaginable sueño en una realidad no es otro que La Fura dels Baus. No le duelen prendas al compositor madrileno reconocer que, vendida sólo como una ópera de José Luis Turina, D. Q. Don Quijote en Barcelona no arrastraría al Liceo a las más de 20.000 personas que verán en directo la obra en el coliseo lírico barcelonés. "La falta de conexión entre el público y el creador musical es muy grande, y me he empeñado en aprovechar al máximo esta ocasión que me han brindado", asegura.
La gran novedad que esta ópera aporta al género lírico en nuestros días es su proceso de creación, que partió de una idea dramatizada por La Fura dels Baus con tres elementos básicos para su desarollo: Don Quijote, Barcelona y el futuro, para posteriormente buscar un compositor que creara la música y un escritor que escribiera el libreto. ¿Significa ello que la autoría de la ópera debe atribuirse a La Fura dels Baus? La respuesta de Àlex Ollé y Carles Padrissa, responsables del grupo teatral catalán y de la dirección de escena del montaje, así como la del compositor José Luis Turina y la del escritor Justo Navarro, es tajante: "No". "A nivel creativo, la autoría es conjunta. Ha sido un trabajo en perfecta simbiosis, que ha requerido, al menos por mi parte, un gran ejercicio de humildad, ajustando mi ritmo de trabajo al que imponía Justo escribiendo el libreto y ciñendo mi música a un tema preestablecido que yo no elegí, pero con el que estoy de acuerdo", dice Turina, que asegura sentir una extraña sensación al haber quedado "plenamente satisfecho" con su trabajo. "Algo que casi nunca me ha sucedido", reconoce.
Josep Pons, director musical de D. Q. Don Quijote en Barcelona, define a La Fura dels Baus como "un Diaghilev moderno". "Como el empresario y director artístico ruso, tienen la virtud de crear elementos y combinarlos. Ellos son el motor de esta ópera, el barniz capaz de unifircarlo todo con su energía", dice el directo de orquesta. "Trabajar con La Fura es un estímulo", asegura Justo Navarro. "Ellos dicen que van a contaminar la ópera, y es verdad: su estética es contaminante".
Desde el estreno, en verano de 1996 en el Festival de Granada, de su montaje de la cantata de Manuel de Falla La Atlántida, La Fura dels Baus empezó a darle vueltas a la idea de crear una ópera. "Después de La Atlántida, Gérard Mortier, director del Festival de Salzburgo, nos propuso responsabilizarnos de un montaje operístico, y ya entonces teníamos la idea de que, al margen de poner en escena óperas que ya existen, queríamos crear una nueva", explica Carles Padrissa. "Queríamos aproximar la ópera como género a nuestro propio lenguaje", puntualiza Àlex Ollé, que aclara que fue él quien, sin un tema todavía elegido, decidió que la acción de la obra trascurriera en el futuro.
Con la idea de que el tema de la ópera girara sobre un mito español, la figura de Don Quijote no apareció en escena hasta que, de forma casual, cayó en manos de Padrissa un libro para niños de la década de los sesenta titulado Don Quijote en Barcelona. "Ni siquiera sabía que Cervantes, al final de la segunda parte del libro, hiciera viajar a Don Quijote a Barcelona, pero ya teníamos tema: Don Quijote, el futuro y Barcelona", dice el responsable de La Fura dels Baus.
A José Luis Turina y Justo Navarro, Ollé y Padrissa unieron al proceso creativo al arquitecto barcelonés Enric Miralles, que falleció el pasado 3 de julio y al que está dedicada la ópera. "Queríamos una escenografía de aspecto futurista, y, tras tres óperas con Jaume Plensa, en ésta pensamos en un arquitecto para trabajar con el espacio", explica Ollé.
Para redondear la espectacularidad del montaje, en el que en el segundo acto aparece un zeppelín que ya es emblema de la obra, La Fura utiliza proyecciones videográficas convirtiendo todo el conjunto en una ópera multimendia.
Babelia
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