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Clinton autoriza el uso de las reservas estratégicas de petróleo para abaratar el precio

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó ayer un uso limitado (30 millones de barriles) de la reserva estratégica de petróleo del país en un intento de contener la escalada de precios del petróleo. Se trata de la primera vez que la Casa Blanca recurre a esta medida de emergencia desde 1991, durante la guerra del Golfo, y se produce un día después de que el vicepresidente Al Gore urgiera a su jefe a utilizar la reserva de crudo para hacer bajar los precios del barril. En Alemania, el Gobierno federal aprobó un aumento de la desgravación fiscal en concepto de desplazamiento al trabajo.

Apoyo británico

Bill Clinton siguió el consejo de su vicepresidente y candidato a la Casa Blanca Al Gore y autorizó anoche el uso de crudo almacenado en la llamada "reserva estratégica", un almacén de 571 millones de barriles que el Gobierno de EE UU guarda para situaciones de crisis. Desde su creación en 1973, sólo en una ocasión se había autorizado el uso de ese petróleo: durante la guerra del Golfo en 1991. El Secretario de Energía trató de restar significado electoralista a la decisión de Clinton y aseguró que "el crudo de la reserva sólo se va a prestar, no a regalar". El barril de crudo de referencia en el mercado de Nueva York reaccionó a la baja de forma inmediata. Se cotizaba a 32,68 dólares, 1,32 dólares más barato. El crudo ha llegado a 35 dólares en los últimos días. La decisión es una medida de presión contra los países productores y exportadores de crudo, que se reúnen a partir del próximo martes en Caracas. El Departamento de Energía anunció la decisión de poner en el mercado 30 millones de barriles de petróleo de la reserva estratégica a lo largo de 30 días a partir del lunes. Según su responsable, Bill Richardson, la medida permite asegurar que "las familias estadounidenses no pasarán frío este invierno". Richardson señaló que el objetivo no es "influir en los precios", sino compensar los problemas de abastecimiento de cara al invierno. Según su departamento, los depósitos de petróleo para calefacción están casi un 20% por debajo de lo normal; en algunos lugares, como Nueva Inglaterra, ese dato se dispara al 65%.

Aunque Clinton haya tomado la decisión, según Richardson, "para que los ciudadanos puedan tener petróleo de calefacción", la medida no deja de tener una connotación política que va a encender aún más la campaña presidencial. El demócrata, Al Gore, había pedido a Clinton el uso de la reserva federal para aminorar los efectos de la crisis de precios que también atraviesa este país.

Su contrincante republicano, George W. Bush, criticó la propuesta y defendió la necesidad de mantener intacta la reserva estratégica para conservar su objetivo real, es decir, su utilización sólo en momentos que afecten a la seguridad nacional. De campaña en Florida, Bush aseguró que la decisión de Clinton es un error grave porque "la reserva estratégica está pensada para una emergencia nacional, una guerra nacional o una falta de abastecimiento. No debe usarse como apaño político rápido para alguien cuyo gobierno ha estado dormido", dijo Bush, que fue empresario del petróleo antes de entrar en política. [El Gobierno británico reaccionó casi de inmediato dando la "bienvenida" a la decisión "porque contribuirá a reducir el alza del petróleo", según un portavoz de Downing Street, informa AFP].

La lucha contra la subida del petróleo, con el consiguiente encarecimiento de las gasolinas, cristalizó ayer en Alemania en ayudas fiscales. El Gobierno alemán aprobó un aumento de la desgravación en concepto de desplazamiento al trabajo. El Ejecutivo se mantiene firme, sin embargo, en su posición de no reducir ni anular el impuesto ecológico, una seña de identidad del Partido Verde, integrado en el Gobierno de Schröder. Su eliminación constituye la principal reinvindicación del movimiento de protesta popular contra la subida del precio de los combustibles.

A tenor de la desgravación aprobada ayer, los ciudadanos podrán desgravar 80 céntimos de marco (68 pesetas) por kilómetro recorrido entre la residencia y el trabajo. Esta medida entrará en vigor a partir del 1 de enero del 2001. Antes, la desgravación era de 70 céntimos (59,5 pesetas). La diferencia reside ahora en que las deducciones serán aplicables a los usuarios del transporte público y a los ciudadanos que van a trabajar en bicicleta e incluso andando. La nueva deducción supondrá una factura de 1.800 millones de marcos (unos 153.000 millones de pesetas), que se dejarán de ingresar en el erario público (presupuestos federal, regionales y locales).

Paralelamente, y según anunció el canciller federal, Gerhard Schröder, se repartirán ayudas para compensar los costes de la calefacción para los grupos más débiles socialmente. La oposición democristiana de la CDU ha criticado las medidas.

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