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Retrato económico

Las dos caras de la construcción

Los accidentes laborales y la falta de mano de obra empañan el crecimiento económico de este sector

La construcción vive momentos dulces. Las previsiones de crecimiento son del 7% para este año y las expectativas para el próximo decenio auguran progresivas subidas de sus resultados económicos. Vizcaya, que representa el 50% del sector vasco, sirve de botón de muestra. El traslado de la feria de muestras, el acceso de Malmasín a Retuerto para evitar atascos en la A-8 y la segunda línea del metro de Bilbao son algunas de las grandes obras públicas pendientes. Pero es que, además, la demanda de edificación residencial sigue creciendo y el aumento de la rehabilitación de viviendas garantiza vacas gordas para esta actividad.

Los constructores vascos facturaron el año pasado más de 784.000 millones de pesetas. Son 4.800 empresas en un amplio abanico que va desde la masa de pequeñas empresas que cuentan con uno o dos trabajadores hasta los gigantes del sector, las 29 empresas que tienen en sus plantillas a más de 100 trabajadores.

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Esta es la cara positiva del sector, que también tiene que afrontar con seriedad algunas de sus deficiencias. En primer lugar, está la seguridad laboral. La construcción es uno de los sectores que más cifras de víctimas aporta a las estadísticas de siniestralidad. En los siete primeros meses de este año, 15 trabajadores de la construcción han muerto, que suponen el 31% de las víctimas mortales registradas en este periodo. Y no es todo. Según el Instituto vasco de seguridad y salud en el trabajo, Osalan, el 70% de las constructoras vascas incumple la normativa de seguridad en el trabajo y el 25% no ha realizado siquiera la evaluación de riesgos laborales.

Las agrupaciones empresariales destacan la complejidad de este problema y las acciones que se han emprendido para paliarlo. En Ascongui, la asociación de constructores guipuzcoanos, hay un programa de seguridad laboral con un triple objetivo: formar a los delegados de prevención de riesgos laborales e informar a los trabajadores y a los empresarios de sus obligaciones legales en esta materia.

"La responsabilidad está repartida entre el empresario y el obrero y la Ley de Ordenación de la Edificación, que entró en vigor el 8 de mayo, establece la responsabilidad de cada agente", comenta José Luis Olabarri, presidente de la patronal vizcaína Ascovi, quien añade que uno de los grandes obstáculos para reducir los accidentes está en los obreros más antiguos "que tienen unos hábitos difíciles de quitar".

La situación ha llegado al punto de que en algunas reuniones del sector se ha tratado la posibilidad de castigar a los trabajadores que incumplan los requisitos de seguridad pero esta medida no es aceptable, en opinión de Olabarri, quien asegura que "lo que hay que hacer es educar al trabajador para que vea él mismo el riesgo que está corriendo; que el que se puede caer del andamio es él".

Pero no es éste el único factor que empaña los resultados económicos de la construcción. Se calcula que en este sector hay unos 4.000 puestos de trabajo sin cubrir por falta de mano de obra. Esta necesidad ha obligado a las asociaciones empresariales a moverse.

En San Sebastián, el Instituto de la Construcción de Alza ofrece formación y se encarga de buscar personal para las empresas, en colaboración con Ascongui. Desde la vizcaína Ascovi, en cambio, se critica la escasez de formación que se les da a los alumnos en los institutos de construcción y se pide que se recupere la formación que se daba antes, más a pie de obra, y que permita a los jóvenes decantarse por la especialidad que más les guste. Los empresarios vizcaínos están dispuestos a pagar a los chavales que están en formación y aumentar la plantilla conjunta de este sector, que emplea en Euskadi a 60.195 personas.

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