Parapléjicos en espera

Es de esperar que la retirada de la subvención de la Comisión Europea al programa Levántate y anda, dirigido a devolver la movilidad a los parapléjicos, no dé al traste con una iniciativa científica que tantas esperanzas ha suscitado entre quienes viven inmovilizados o en sillas de ruedas. Hace seis meses se presentaron a bombo y platillo los primeros resultados de la investigación: tres parapléjicos lograron ponerse en pie y mover sus piernas mediante impulsos eléctricos procedentes de un microprocesador implantado en su abdomen y transmitidos a sus músculos y nervios a través de una red de electrodos.La Comisión Europea considera que el proyecto ha entrado en fase comercial y que, por tanto, ha dejado de tener el carácter de investigación básica que requiere la ayuda con fondos europeos. Sería el momento de que los sistemas públicos de salud de los países de la Unión Europea y el sector privado tomaran el relevo. Trescientos parapléjicos están en lista de espera tras haber sido seleccionados para someterse a la operación. Para la Comisión tiene prevalencia en estos momentos la ayuda pública a la otra vía de investigación abierta en el terreno de la parálisis: la regeneración medular. Un campo en el que se mueve, entre otras, la experiencia de la doctora española Almudena Ramón, que ha logrado hacer andar a ratas parapléjicas.

No se trata de cuestionar los criterios de subvención científica de la Comisión Europea, aunque habría que preguntarse si no ha retirado demasiado pronto su apoyo financiero al proyecto en cuestión. Su coste es todavía elevado -cinco millones de pesetas cada operación-, lo que hace que sea especialmente gravoso para la sanidad pública y prácticamente inalcanzable para el bolsillo de muchos pacientes. No está claro, pues, que el proyecto haya traspasado el estadio básico para entrar en una fase comercial. Por una vía u otra, se han abierto puertas que hasta ahora parecían sólidamente cerradas a la esperanza de los parapléjicos. Sería imperdonable que decisiones precipitadas o cicateras las volvieran a cerrar.