Manuel Leguineche recorre Australia

Arrancando de la tópica imagen australiana del eucalipto, el bumerán, el koala y Cocodrilo Dundee, Manuel Leguineche (Arrauzua, Vizcaya, 1941) analiza su sociedad y desentraña el "misterio australiano" en su último libro, La tierra de Oz (EL PAÍS-Aguilar), que fue presentado ayer en Madrid. Leguineche se sirvió de la actuación de Estados Unidos en Vietnam para viajar en uno de sus aviones a Australia y recorrer el país de Darwin a Sydney en todoterreno, acompañado por colegas americanos. Durante el viaje recogió anotaciones que, junto a las de otras visitas al país, han hecho posible este libro. "Me apetecía hacer algo sobre la nada del continente sin contenido. Sobre el carácter australiano a través de su política, su cine y su literatura ", afirma el escritor.

Leguineche describe una Australia dividida entre los realistas, "que miran hacia Asia y el Pacífico", y los sentimentales, "que sienten añoranza del Imperio inglés". Un país que tiene corazón republicano, pero que vota a favor de la monarquía, y en el que el norte desafía a la costa, radicalmente distinta a él.

Y se detiene en el eterno dilema australiano. "Por un lado, se consideran afortunados, de la tierra de Oz , que, como en la película, es la tierra mágica que está más allá del arco iris". Y por otro, tienen un complejo de inferioridad. "Con los Juegos tienen la oportunidad de mostrar que ellos no son tan unders , como con tanto desprecio se ha dicho, sino que tienen una economía pujante, con un nivel de vida altísimo", señala.

En 300 páginas, el periodista tiene también espacio para hablar de los males que aquejan a Australia: la ultraderecha en auge, la necesidad de llegar a los 50 millones de habitantes para sostener el desarrollo económico y el aburrimiento que incita a emigrar a artistas e intelectuales. Y se pregunta si el país corre el peligro de morir de éxito.

"Es un libro que se presenta ahora por el incidente de las Olimpiadas, pero que permanecerá como un ejemplo de lo que es capaz un narrador", afirmó Juan Cruz, que presentó el acto.