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Euskadi se mantiene en el décimo puesto del 'ranking' turístico, pese a su fuerte expansión

Pese al efecto Guggenheim, el auge del turismo rural, la afamada gastronomía o el prestigio de sus playas, Euskadi sigue siendo una modesta potencia turística en el conjunto de España. El espectacular crecimiento de visitantes registrado en la última década (un 82,9%) y sobre todo tras la apertura del Guggenheim no ha hecho moverse al País Vasco del puesto décimo del ranking autonómico. Las 1.518.777 personas que el año pasado visitaron Euskadi (de ellos, 436.210, el 28,7% eran extranjeros), suponen apenas un 2,6% del total español. En 1992 fueron 830.129 turistas.

El entorno cantábrico

Por encima de Euskadi se encuentran los grandes destinos turísticos españoles, con Andalucía y sus casi 11 millones de visitantes el año pasado a la cabeza, seguido de Cataluña, Baleares, y Canarias. El País Vasco figura casi igualado con Aragón (1.660.000 visitantes) y por debajo sólo quedan Asturias, Cantabria, Extremadura, Murcia, Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla.En 1999, el más de millón y medio de visitantes que eligieron el País Vasco representó un 2,6% de las personas que escogieron España como lugar de vacaciones, que ascendieron a más de 58 millones. Sin embargo, en el caso de Euskadi se trató en su gran mayoría de turistas de paso. La estancia media fue de 1,89 días, que contrasta con la media nacional de pernoctaciones, situada en 3,9 días. Este bajo índice de estancia es una de las quejas más destacada del sector hostelero, pese al continuo aumento de visitantes en la comunidad.

Sin embargo, la situación del País Vasco mejora si la comparamos con las comunidades del arco cantábrico, donde sólo es superada en número de visitantes por Galicia (2.886.535 en 1999). Euskadi prácticamente dobla en turistas a Navarra (615.927). Cantabria recibió 893.519 y Asturias, 500.000 menos. El gran crecimiento experimentado por la comunidad autónoma en sólo una década es atribuido por la Viceconsejería de Turismo del Gobierno vasco, en primer lugar, al bajo nivel de partida. Exceptuando el islote de los veraneos aristocráticos en San Sebastián, el turismo apenas ha tenido hasta ahora alguna influencia en la estructura económica vasca, basada en la tradición industrial. Además, hay que tener en cuenta el freno que supuso siempre el terrorismo. A este bajo punto de partida se suma el Museo Guggenheim, que ya en su primer año de existencia recibió la visita de 1.360.000 personas. El incremento general de 1997, año en que abrió sus puertas, a 1998 fue del 27,2%.

Tras su apertura otras ofertas se sumaron a este reclamo. En 1998 se reinauguró el Aquarium de San Sebastián y el año pasado abrieron sus puertas el Kursaal y el Palacio Euskalduna, ampliando las posibilidades culturales del País Vasco. Y junto a estas nuevas oportunidades siguieron funcionando otras como la Feria de Muestras Bilbao, que pasó de tener 228.339 visitantes en 1992 a los 819.502 del año pasado, lo que supone un 58,9% más.

Este aumento de oferta cultural se vio además muy beneficiado por una bonanza económica generalizada y el anuncio de la tregua de ETA, que supuso el principio de un movimiento de apertura del País Vasco para el turismo que, a pesar de la reanudación de la violencia, no ha parado. Entre enero y julio pasados, el número de visitantes ha ascendido a 891.519, un 6% más que en el mismo periodo de 1999, lo que indica que el número de turistas continúa su camino ascendente. Estos datos apuntan, para el Gobierno vasco, que es un sector afianzado cuyo desarrollo habrá que tener en cuenta en los próximos años.

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Sin embargo, esta visión amable choca con un duro dato: la entrada de viajeros del resto de España cayó un 5%. Han sido los extranjeros, con un alza del 19%, los que en el primer semestre han mantenido el ritmo positivo del turismo vasco. Además, las pernoctaciones han caído en un 0,7%.

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