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Reportaje:EUSKAL HERRIA ESCONDIDA

Ermitas y caseríos bajo el Gorbea

Edificaciones únicas

En el corazón del valle de Arratia, el municipio de Zeanuri no sólo es una de las puertas principales del Gorbea, sino que acoge una de las concentraciones más nutridas de ermitas de todo el País Vasco. Esta localidad, por otra parte característica por su arquitectura rural, ofrece al visitante la posibilidad de adentrarse en dos parques naturales (el citado del Gorbea y el de Urkiola), además de recorrer todos los barrios de esta anteiglesia, cuyo núcleo urbano data del siglo XVI.De Zeanuri partía el principal itinerario que subía al monte más alto de Vizcaya. Eso era cuando el automóvil particular no había hecho su aparición estelar y las carreteras no llegaban casi a la cima de las montañas para alegría de los domingueros. Entonces, cuando los coches no podían acceder a los 883 metros de Pagomakurre, la ascensión comenzaba en la misma plaza de Zeanuri; era en la época del tranvía de Arratia y el autobús de Barazar.

El siguiente paso estaba en la ermita de San Justo, con su imponente robledal y la fuente de Otzerinmendi, primeros descansos del montañero. Ahora se puede acceder hasta aquí también sobre ruedas, sobre todo desde que se han habilitado los alrededores como área recreativa.

Esto último ha ayudado a la recuperación de un espacio abandonado por la preferencia de otros caminos para acceder al Gorbea. Y en esta restauración ha sido fundamental la colaboración de la asociación Ipizki Taldea, que trata de rescatar el patrimonio cultural de toda la comarca, con especial atención a los viejos oficios hoy perdidos, como el de calero. Así, no hace un mes que se vio humear, con motivo de la festividad de San Justo (el 6 de agosto), el viejo horno de cal que se encontraba en las cercanías de la ermita y que se había abandonado en 1950. La iniciativa comenzó hace cuatro años con la colaboración imprescindible de Juan Arana, una de las cuatro personas que elaboró la última hornada de cal en este lugar, junto a su hermano Julián, y Cándido y Félix Goikuria.

En estos días todavía se pueden observar los restos de aquellos trabajos de primeros de agosto por los que se conseguía uno de los elementos imprescindibles en las labores del caserío: si se mezclaba la cal con agua y arena se obtenía el mortero necesario para la construcción de muros y paredes; combinada con agua servía para blanquear las paredes de las casas; y también se utilizaba como abono, insecticida, desinfectante o conservante de huevos.

Estos usos se han perdido casi por completo y se mantienen sólo de manera testimonial, pero los caseríos a los que abastecía este calero de San Justo aún siguen en pie. Son algunas de las muestras de arquitectura rural más interesantes de Vizcaya, como el conjunto del barrio de Altzusta, que en lugar de responder a la vocación de edificaciones aisladas se presentan aquí agrupadas, formando calle, aunque manteniendo su orientación característica.El caserío Ugarka conserva la estructura de postes de roble peculiar en esta zona de Vizcaya y tan querida por la iconografía más rural y pintoresca; esa que deja de lado tanto las casas torre (como la de Akeuri, en el barrio de Asterrika, de grato sabor medieval) y los palacios, como el de Axpe, en el valle de Uribe, que constituye la mejor muestra de la arquitectura residencial barroca de todo Arratia.

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Si los casheros tenían que sobrevivir con el ingenio que ejemplifica mejor que nada el múltiple uso que se le daba a la cal, esta mansión es una buena muestra de cómo vivía la aristocracia rural vizcaína. Para comenzar, el entorno es inigualable, apacible, soleado y con buenas vistas. Y además, contaba con una pequeña iglesia, hoy en ruinas, donde los dueños seguían los oficios religiosos en privado.

Pero no hay que olvidar las ermitas públicas, pretexto de este recorrido por Zeanuri. Están catalogadas hasta 16, incluida la citada de San Justo. Entre ellas se puede destacar, por citar algunas, otras dos: las de San Juan y San Lorenzo.

La primera, ubicada en el barrio Arzuaga, data del siglo XV o del XVI, aunque su edificación hay que remontarla a las primeras centurias de la Edad Media, cuando se levantó sobre una antigua necrópolis. Y la de San Lorenzo, después de pasar el barrio de Azkarraga, es paralela a aquella en las fechas de edificación.

Tras este recorrido piadoso, sólo queda concluir el paseo hasta el Gorbea o, para los menos entrenados, quedarse en el robledal de San Justo, disfrutando de una buena merienda.

Datos prácticos

Cómo llegar: La ermita de San Justo se encuentra al final de un camino vecinal que sale de Zeanuri, en uno de los itinerarios más populares para ascender al Gorbea. Para llegar a la localidad vizcaína desde Bilbao o Vitoria, hay que tomar inevitablemente la N-240 que une ambas capitales. Los que vayan desde San Sebastián tendrán que llegar hasta Amorebieta por la A-8 o la N-634, donde sale el desvío a la citada N-240.Alojamiento: Además del único establecimiento de agroturismo que tiene Zeanuri, Hamalau en el barrio Ipiñaburu, (tel. 94 6317179), la comarca de Arratia cuenta con otras casas rurales como Garai (tel. 94 6330506) y Etxeluzea (tel. 94 6610171) en Orozko, Olalde en Zeberio (tel. 94 6482455) y Kerizara en Otxandio. (tel. 945 461412). También hay dos hoteles en las inmediaciones: en lo alto del puerto de Barazar, el que lleva el mismo nombre (tel. 94 6317209), y en Igorre, el Arantza (tel. 94 6736328).

Comer: En Zeanuri se puede acudir a cinco restaurantes: El Arratiano (tel. 94 6317173), Bizkaia (tel. 94 6739027), Arkotxa (tel. 94 6317040), Sagarna (tel. 94 6317213) y el citado hotel Barazar.

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