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Las compañías alemanas subestimaron a la española

La subasta de las licencias de telefonía móvil multimedia en Alemania podría haber acabado antes con los mismos ganadores (seis) y la misma potencia (dos frecuencias para cada uno). Al inicio de la semana, la situación en el panel de pujas era casi la misma que el jueves, cuando se conoció el resultado. La única diferencia, y sin embargo la más hiriente, es que entonces la puja rondaba los 5,9 billones de pesetas frente a la recaudación final de 8,4 billones. La sensación es que los candidatos grandes subestimaron a sus adversarios y prolongaron la subasta más de lo necesario.El Gobierno alemán puso a la venta 12 paquetes de frecuencias para que la tecnología UMTS (que conectará el móvil a Internet) se desarrolle en ese país. Para conseguir una licencia se necesitaban al menos dos. A mayor número de bloques de frecuencias, mayor cobertura, mayor potencia. Mannesmann (de Vodafone) y T-Mobil (filial de telefonía móvil de Deutsche Telekom) querían tres bloques.

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Pero si las dos grandes -controlan el 80% del mercado de móviles en Alemania- conseguían lo que querían, alguien se tenía que quedar fuera. La primera en salir fue Debitel, controlada por Swisscom, la semana pasada. El nombre que más sonó después para caerse de la lista de los seis supervivientes era el grupo de Telefónica y la finlandesa Sonera, que no tienen infraestructura de redes en Alemania.

Agresividad inesperada

La retirada de Debitel -la puja no alcanzaba entonces ni los seis billones de pesetas- dejaba el camino libre para que los seis se repartieran los 12 bloques de frecuencias. Dos para cada uno, suficiente. Pero las grandes no querían tirar la toalla y siguieron sin sospechar que la española y la finlandesa demostrarían una agresividad inesperada y aguantarían hasta el final.La cabezonería de Telefónica y Sonera alargó la agonía, pero también la ambición de Deutsche Telekom y Mannesmann. "No creemos que la subasta se descontrolara", afirman en el banco de inversión Lehman Brothers. "Uno sólo podría afirmar tal cosa si pudiera demostrar que ningún operador sacará beneficios". Sin embargo, el retraso ha tenido un efecto fatal. Si los ganadores hubieran sabido parar a tiempo, habrían tenido lo mismo por 2,5 billones menos.

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