_
_
_
_
_

Las empresas aeronáuticas invierten en I+D cuatro puntos más que la media mundial del sector

"El dinero que típicamente se destina a la investigación y desarrollo (I+D) en el sector aeronáutico ronda el 15% de la facturación. En el País Vasco alcanza el 19%", asegura Joaquín Coello, consejero director general de ITP y presidente de turno del Cluster Aeronáutico Vasco. Ese porcentaje supone para este año un total de 16.245 millones de pesetas (97,63 millones de euros). Este afán de desarrollo y crecimiento ha contado siempre con un fuerte apoyo público. La prueba es que, con un coste global de 2.010 millones de pesetas, en otoño se pondrán en marcha dos centros tecnológicos aeronáuticos en los parques tecnológicos de Zamudio (Vizcaya) y Miñano (Álava).

La queja de las pequeñas

El primero centro tecnológico, localizado junto al fabricante de motores ITP, se especializará en el fluido dinámico y el segundo, situado junto a Gamesa, en las estructuras. Ambos han sido promovidos por el cluster como entidades especializadas sin ánimo de lucro para el desarrollo y certificación de materiales aeronáuticos y aeroespaciales, componentes y estructuras. Estos centros quieren ser abiertos y complementarios con los que existen en otros puntos de España. Aunque pretenden dar servicio esencialmente a empresas vascas, cualquier otra puede usarlos. El coste de un prueba puede rondar el millón de pesetas por hora. Los centros se encuentran actualmente en fase de certificación. Se espera que los primeros experimentos se realicen en otoño.El sector aerónáutico vasco no era nada hace diez años y ahora supone el 28% del sector estatal. La iniciativa privada, con fuerte apoyo público, logró el milagro. En 1992, el sector aeronáutico vasco vendía por valor de 19.355 millones de pesetas (116,33 millones de euros). Las previsiones para este año colocan la facturación agregada del sector en el 1,5% del PIB vasco, es decir, 85.500 millones de pesetas (513,87 millones de euros), con un crecimiento de casi un 25% sobre 1999, que las firmas implicadas esperan que se mantenga durante los ejercicios siguientes.

Esta evolución se ha reflejado en el empleo. Si en 1992 trabajaban en el sector 1.114 personas, este año se calcula que se llegará a 3.680 empleados. Estos logros se han alcanzado con un alto ritmo de inversión, que entre 1992 y 1999 ascendió a 55.000 millones de pesetas (330,56 millones de euros).

"En el País Vasco nunca se va a montar un avión completo ni un motor completo. Hay que especializarse, ser excelentes y vender a otros. La fabricación integral es imposible; sí es posible hacer módulos completos", asegura Joaquín Coello, director general de ITP y presidente de turno del Cluster Aeronáutico Vasco. Pero este modelo es suficiente en un sector en el que los subcontratistas trabajan a riesgo compartido y asumen el diseño, ingeniería y fabricación de los modelos. Este modelo, que es el que desarrollan las tres empresas tractoras (Gamesa, ITP y Sener), se está transmitiendo a la industria auxiliar.

Iñaki Telletxea, viceconsejero de Política Industrial, considera que en la irrupción de este sector ha tenido mucho que ver la automoción vasca, que ha servido de modelo de crecimiento y en la que la industria auxiliar juega un papel esencial. La automoción en Euskadi representa el 30% del total español. "El sector aeronáutico tiene exigencias especiales. Pero en calidad se trabaja como en el mundo del automóvil. La responsabilidad es parecida", dice Mikel Garay, gerente de Lazpiur, firma auxiliar dedicada al mecanizado de piezas y utillajes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Las empresas del cluster, las tres tractoras y 17 auxiliares (existen otras cinco empresas en proceso de homologación para pertenecer al cluster), suman exportaciones por 60.000 millones de pesetas y van en aumento. Sin embargo, la industria auxiliar no está del todo conforme con la marcha del sector. "Vamos de la mano de las empresas tractoras. Hemos hecho un esfuerzo que muchas veces no se ve compensado. No tenemos capacidad para ir por libre", asegura Iñaki Moreno, gerente de Iontech SA, empresa especializada en el tratamiento térmico superficial. Este pensamiento se repite con matices en otras firmas. "El esfuerzo se compensa, pero esperamos más", señala Garay.Algunas quejas van más lejos. El gerente de una de las firmas auxiliares más representativas prefiere el anonimato para las críticas: "Tenemos que hacer unas inversiones en tecnología y máquinas y no recibimos ninguna ayuda pública, que sólo van para las grandes. Somos rentables por nuestros propios medios y con un riesgo altísimo. Pese a todo, las empresas tractoras sí que ofrecen colaboración". A esta última idea se apunta el director general de Sener, Jorge Unda: "Siempre hemos tratado de tirar tecnológicamente de las empresas que están aquí. La tendencia natural es trabajar con los talleres de la zona. Aún hay oportunidades de seguir haciéndolo".

Algunas empresas, siguiendo la premisa de asumir riesgos, han constituido un pequeño grupo auxiliar. Es el caso de Spasa, que se encuentra en Berantevilla (Álava) y pertenece al grupo Mecanizados Ginés, con sede en Miranda de Ebro (Burgos). Factura 1.000 millones al año. "Nos compensan nuestros esfuerzos. Hasta ahora fabricábamos según plano, pero estamos evolucionando y ya tenemos la posibilidad de diseñar piezas y utillajes", dice Klaus Maier, gerente de Spasa.

'Cazar' trabajadores cualificados

Hace apenas dos meses, la patronal Confebask, aseguraba que por falta de mano de obra cualificada en Euskadi había 18.000 puestos de trabajo sin cubrir. Si algún sector ha padecido la falta de trabajadores especializados, es el aeronáutico. Entre las propias empresas se roban a los profesionales y, como se queja un gerente, que prefiere el anonimato, no cabe traer trabajadores del extranjero que no conocen ni el entorno ni la lengua, tal y como propuso a finales de junio la patronal guipuzcoana Adegi.Las empresas aeronáuticas tractoras, ITP, Sener y Gamesa, arreglan su problema más fácilmente con ayudas públicas a la formación. Sin embargo, la industria auxiliar se enfrenta a una carencia que impide su desarrollo. "La demanda de mano de obra es muy fuerte. Lo ideal sería lograr un equilibrio entre operarios jóvenes y personal con experiencia. En este punto sí encontramos una dificultad", señala Iñaki López Gandásegui, consejero delegado del Grupo Gamesa. Esta empresa, que inició su producción en fábrica en 1997, recurrió a acuerdos con escuelas de formación. También organiza cursos para sus proveedores.

Joaquín Coello, consejero director general de ITP, reclama la tradicional buena formación que ha existido en la Escuela de Ingenieros de Bilbao como camino para contar con excelentes profesionales: "Lo importante es dominar lo básico. Siempre que hemos enviado a un ingeniero al extranjero ha sido un éxito". Coello propugna que la reorientación de los estudios vaya por lo que demanda la industria y no por lo que el catedrático considere oportuno. "Deben satisfacer al cliente: la empresa y el estudiante", puntualiza. El sector aeronáutico vasco dará empleo a finales de este año a 3.680 personas, 750 más que en 1999.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_