_
_
_
_
Tribuna:LA CLAVE | TOUR 2000 | Primera etapa
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un prólogo largo

El Tour de este año comienza con una contrarreloj de 16,5 kilómetros, un primer test fisiológico serio, revelador del estado de forma de los favoritos. Seguro que un porcentaje no desdeñable de participantes (al menos 15-20% de los mismos, incluyendo sobre todo a jefes de filas y especialistas en la lucha individual contra el reloj) afrontan este primer examen con la máxima motivación y dando lo mejor de sí mismos. En estos casos, esto significa aproximadamente 20 minutos de esfuerzo prácticamente máximo. Veinte minutos agónicos.En términos de intensidad, podríamos comparar este esfuerzo al que realiza un fondista de élite durante una carrera de unos 7 kilómetros. O, dicho con datos objetivos (cifras), este primer esfuerzo exige al corazón latir a un promedio de unas 180 veces por minuto (en un esfuerzo auténticamente supremo el corazón de un ciclista profesional puede llegar a 190-195 latidos por minuto) con el fin de bombear al menos 30 litros de sangre cada minuto, la mayoría de los cuales van a irrigar a los músculos en ejercicio. Y a los músculos de las extremidades inferiores les exige generar una potencia media muy cercana a los 400 vatios (o incluso mayor en los ciclistas más musculosos o en aquellos con un peso corporal en torno a los 70 kilogramos como Armstrong, Olano, Ullrich, Zulle, etc.). La mayoría consiguen mantener esta altísima potencia moviendo desarrollos muy exigentes (con un plato de 54 o 55 dientes) a altas cadencias (90-95 pedaladas por minuto). Y los verdaderos especialistas ahorran todos los vatios que pueden manteniendo la postura más aerodinámica posible. La resistencia del aire, en efecto, es el mayor obstáculo al que se enfrenta el ciclista (un ciclista capaz de generar 400 vatios de potencia gasta 300 vatios en vencer la resistencia del aire).

Más información
FOTO SIN TITULO
El sueño amarillo de Iván Gutiérrez
Sin preámbulos y con tormenta
Dureza, dureza y dureza
El Tour de Manolo Saiz

Tamaño esfuerzo obliga a los músculos en ejercicio (incluidos los músculos respiratorios, los grandes olvidados de entrenadores y profesionales del deporte) a consumir una enorme cantidad de oxígeno, que podríamos cifrar en unos 4 litros de oxígeno por minuto (es decir, en torno a un 90% de su capacidad máxima). Paradójicamente, en este tipo de esfuerzos tan intensos en los que necesitan consumir tanto oxígeno, los músculos también obtienen una gran parte de la energía necesaria para contraerse de una serie de reacciones químicas que no necesitan oxígeno para producirse, y que en conjunto forman lo que conocemos como glucolisis anaerobia. La ventaja de esta vía metabólica es su rapidez. La desventaja es que hay que pagar un alto precio por utilizarla: la producción de acidosis láctica que intoxica a la célula muscular en poco tiempo y le impide contraerse a la velocidad adecuada. Qué mejor ejemplo para ilustrar este hecho que lo que les ocurre a algunos atletas de 400 metros (la prueba de acidosis láctica por excelencia) en la recta de llegada, en la que parecen quedar completamente bloqueados por el esfuerzo.

Alejandro Lucía es fisiólogo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_