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Desnudo integral

Vicente Molina Foix

En Madrid, unos jugadores de waterpolo necesitados proponen desnudarse frontalmente ante las cámaras para reclamar el patrocinio de su equipo. Y este domingo la prensa ha dado un tráiler: seis cuerpos varoniles con un balón tapando lo que no está en juego. La cosa que más salta a la vista es carnal; tienen los nadadores madrileños menos grasa que aquellos simpáticos obreros británicos que iniciaron en cine la era del desnudo petitorio.Instintivamente he pensado en los escritores, gremio de menesterosos donde los haya. Algunos acaban de pasar por el trance primaveral de exhibirse en las ferias del libro, pero creo que ni siquiera Lucía Etxebarría -más sobrada de poderío que ninguno- ha llegado al full monty en la caseta. Habría que ver qué estaría dispuesto a pagar el lector por una buena vista integral del cuerpo que cobija la mente responsable de un puñado de páginas memorables.

Ha contado Vargas Llosa, que sigue muy apuesto en las fotos (las suyas, con ropa), una graciosa anécdota de la feria. La del hombre que se confesó lector de todos sus libros, pero de uno en particular, por el que quería felicitarle, Cien años de soledad; y habiendo el escritor peruano protestado tímidamente que él no era García Márquez, el admirador le respondió con un guiño de sabihondo: "Claro, usted es Carlos Fuentes". Si esto le pasa a una figura del calibre de Mario Vargas imaginen ustedes por dónde anda la estima narcisista del escritor. No somos nadie.

Fernando Savater lleva con estoicismo el que algunas damas piadosas le pregunten en el barrio de Salamanca por la Virgen María; le confunden con Arrabal. Te podrá gustar más o menos Arrabal, pero en resumidas cuentas es un escritor. A mí me han confundido dos veces con sendos cantautores, no teniendo yo, por veleidoso que sea mi currículum, un pasado vocal. Para salirme un poco del espectro de la música ligera empecé a cultivar el afeitado de anarquista ruso, sin caer en la cuenta de que todo lo que sea barba recortada me acerca a Arrabal.

Estaba yo firmando la otra tarde, impecablemente vestido de la cabeza a los pies, cuando vino a pasar por delante de la caseta de la excelente librería Ocho y Medio Rafael Sánchez Ferlosio. Es uno de los escritores que más admiro, que admiro cada vez más, pero nunca he hablado con él. Alguna ocasión ha habido en la que a punto estuvieron de presentarnos, o quizá haya yo cruzado palabras sueltas, saludos formularios con él, príncipe de la torre donde todas las fórmulas han sido abolidas.

Mi primer impulso fue hacerle un signo o abandonar el mostrador y correr hacia el maestro (no tenía yo en ese momento cola alguna de solicitantes, ni riesgo de verme confundido con el autor de La ciudad y los perros). Me contuve.Ferlosio, con barba de dos días y calzado de andar por casa, parecía disfrutar -con un sesgo mefistofélico- del aplomo exhibicionista de sus colegas menores. ¿Habrá firmado libros él alguna vez? ¿Me gustaría a mí tener su signatura en la primera página de esas obras suyas rayadas y subrayadas una y otra vez por mi mano?

Los muchachos del waterpolo madrileño. Han sabido crear una expectativa poco a poco. Su crescendo iba del más al menos. Una primera foto les mostraba en grupo, en bañador, algunos hasta con camiseta. Ha venido después la foto del domingo, la del balón que oculta los genitales, con su sencillo y claro mensaje público: la pelota está a partir de ahora en vuestro tejado. O las instituciones (y los contribuyentes que las sustentan)pagan, o tendremos que llegar al desnudo integral. La palabra integral, sin embargo, tiene ahora muy buena prensa.Yo, por ejemplo, sólo como pan integral (y no porque esté pensando en formar un esbelto equipo de artistas desnudables en pos de alguna beca o montepío de la vejez). Ya hemos visto que el nombre es lo de menos, que las caras resultan intercambiables, como las famas. Que veinte libros no es nada. ¿Sirve de algo el pudor, el discreto retiro a la esfera privada del uno mismo? Se acerca -y no parece que haya remedio- la hora de las obligatorias fotografías reveladoras. Ojalá que nos pille a todos en buena forma física.

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