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La moderación de Trimble pone en peligro la cohesión del unionismo

Berna González Harbour

David Trimble ha conseguido llevar al Partido Unionista del Ulster (UUP) a terrenos de moderación que éste jamás había pisado. Ha cambiado la política de tribu por el diálogo, como destacaba ayer la prensa británica. Pero en esa transición, desde que militaba en las vanguardias del Ulster en los años setenta hasta que mañana se siente en el Ejecutivo de Irlanda del Norte con el Sinn Fein sin un desarme previo del Ejército Republicano Irlandés (IRA), no todos le acompañan.

Muchos unionistas temen ahora una ruptura del principal partido del Ulster o, si hay dificultades, que el bando contrario, que el sábado logró un 47% de los votos en la reunión del Consejo, venza pronto a David Trimble.Cuantos más pasos da Trimble hacia la moderación, más apoyos va perdiendo en su partido. Si hace dos años obtuvo un 72% de los votos, hace dos meses logró un 57%, y el sábado, sólo un 53%. Solamente el voto de 56 hombres y mujeres unionistas le dio la victoria este fin de semana, un número que, ironizaba ayer The Sunday Tribune, no vale ni para llenar un autobús de dos pisos. "Él es líder por una mayoría estrechísima, una mayoría que puede cambiar en cualquier momento", sentenciaba ayer William Ross, unionista contrario a Trimble. "Trimble salvó el día, pero ¿durará todo el mes?", tituló The Sunday Telegraph.

Porque, realmente, el líder unionista del Ulster, quien desde mañana volverá a encabezar el Ejecutivo de esta provincia, tuvo que hacer grandes malabares para salvar el sábado el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998 y su puesto al frente del partido. Además de haber retrasado una semana el Consejo, con lo que ganó tiempo para vender ante los suyos el regreso a un Ejecutivo con el Sinn Fein, necesitó una buena puesta en escena para zarandear las conciencias de los 863 delegados unionistas que el sábado se agolparon en el Waterfront Hall de Belfast.

Para ello contó con un gran apoyo. Nancy Kinghan, hija de una de las víctimas más queridas del unionismo, subió a la tribuna para recordar su desgracia, para finalmente apoyar el plan de Trimble en un emotivo alegato. Aquello caldeó los ánimos, y el número dos del partido, John Taylor, que había jugado toda la semana con su posible voto negativo, rompió baraja a favor de Trimble. Ante el hiperconservador Consejo, Taylor llegó a blandir en sus manos un supuesto acuerdo por el que Londres le había garantizado que la policía conservará su nombre, Royal Ulster Constabulary, y que la bandera británica seguirá ondeando en los edificios oficiales del Ulster, condiciones exigidas por los más recalcitrantes. Nadie logró más tarde que Taylor mostrara el contenido de ese papel. Finalmente, Trimble se descolgó con un poderoso discurso que concentró las mejores ideas en los últimos tres minutos, según los detalles que se desvelaron ayer.

Fue muy agresivo Jeffrey Donaldson, líder del No camp, y algunos de quienes le escucharon aseguran que pronunció "el mejor discurso de su vida". Pero el hombre que aspira a suceder a Trimble no tuvo suerte cuando David Burnside, que tomó la palabra para apoyarle, se enfrentó a problemas de sonido que machacaron la mitad de su discurso, según contó ayer The Sunday Telegraph. Finalmente, sir Josias Cunningham, presidente del partido y moderador del Consejo, decidió someter a votación la moción de Trimble, y no las enmiendas de Donaldson, como suele ser habitual en estos casos, con lo que pudo aumentar los votos favorables al primer ministro, según los críticos. En los próximos días, el otro gran partido unionista, el DUP, del ultraortodoxo Ian Paisley, intentará captar a los descontentos del UUP en un gran frente del no, según aventuraba ayer The Sunday Times.

Por todo ello, el mayor reto de Trimble no va a ser sentarse de nuevo mañana en el Gabinete del Ulster con los temidos ministros del Sinn Fein, sino depurar a su partido e intentar que corresponda en ideas con el votante unionista, mucho más abierto que el Consejo unionista. Las últimas encuestas mostraban que el 66% de los votantes del UUP eran partidarios del sí, una cifra mucho más holgada que el 53% obtenido el sábado en el Consejo. Para ello, Trimble tendrá que ir recortando alas a grupos tan poderosos como la Orden de Orange.

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A partir de esta medianoche, Irlanda del Norte volverá a tener su autonomía. El Ejecutivo estará mañana restaurado, aunque faltará por resolver la participación de los dos ministros del DUP.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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