Michel Camilo y Tomatito triunfan en la feria de La Habana El festival Cubadisco concluye hoy con un gran homenaje a la rumba

Una noche señalada, la del viernes, en La Habana. El éxito rotundo del concierto que ofrecieron Michel Camilo y Tomatito y la fiesta de presentación de Gran Vía Musical culminaron una velada llena de emociones y sorpresas. La celebración de la feria Cubadisco, que concluye hoy, dio muestra de las inmensas posibilidades musicales de este país, que aún intenta encontrar sus salidas comerciales.

Hay fórmulas en las que la combinación química causa explosiones. El compuesto musical formado por el pianista dominicano Michel Camilo y el guitarrista almeriense Tomatito es una muestra palpable de ese fenómeno. El viernes, en el teatro Amadeo Roldán, de La Habana, se produjeron explosiones de aplausos, con todo el público saltando de sus asientos para ponerse en pie al final de cada uno de los temas que interpretó el portentoso dúo en la presentación de su disco Spain. No faltó quien soltara lágrimas, ni quien se retirara al final de la sala habiendo comprendido el verdadero sentido del arte.El programa tenía prevista la confrontación pianística entre Michel Camilo y el gran Chucho Valdés, que al final no se produjo. Pero la noche contó con otras estrellas, que mantuvieron la magia que ya había conmovido al público minutos antes. Frente a frente, los pianos de Camilo y de José María Vitier hilvanaron piezas soberbias, entre ellas Danzón imaginario, obra compuesta por Vitier para el cine. Las guitarras de Tomatito y del cubano Rey Guerra también se enfrentaron, entrelazándose, y la percusión de Emilio del Monte y el bajo del miembro de Irakere Jorge Rey acompañaron con sus latidos el despliegue de vida que se daba en el escenario.

Noche habanera

Ése fue el principio de una noche habanera que continuó después, ya con ese aire en las almas, con la fiesta de presentación de Gran Vía Musical en los jardines del hotel Nacional. Brisa suave, palmeras y un ambiente evocador a la vista de la arquitectura de uno de los hoteles con mayor tradición en Cuba. Entre los invitados, los músicos que habían abierto las puertas de la noche, y artistas como Frank Fernández, Míriam Ramos o el salsero Manolín, productores discográficos, representantes de la SGAE y otros participantes en Cubadisco.

El grupo tradicional de son cubano Los Naranjos y la intérprete Liuba María Hevia acompañaron la cena, y la descarga se formó después, cuando Paulito FG y su banda salieron al escenario y pusieron a bailar a Michel Camilo y hasta al mismo Tomatito.

Durante la feria hubo otros conciertos que también exaltaron al público, pero en otro sentido. El de Carlos Varela, el jueves en el teatro Mella, estuvo a punto de acabar en desastre. El grupo cubano Luna Negra y los canarios Mestisay actuaron bajo la presión de los seguidores de Varela, en su mayoría veinteañeros de melena y euforia contestataria que casi expulsaron del escenario a los primeros y sólo trataron bien a Mestisay porque se lo pidió su ídolo. Cuando finalmente éste apareció, el público se abalanzó hacia el escenario y desde allí, todo el teatro en pie, coreó unos temas que condensan toda la inconformidad de una juventud que no ve demasiada luz en el futuro.

Fusión

Ayer, en la penúltima jornada de Cubadisco, estaban previstos dos importantes actos. La gala por el 40º aniversario de la Orquesta Sinfónica y Coro Nacional de Cuba, bajo la dirección del compositor Leo Brouwer, proponía la insólita fusión de la célebre cantata Carmina Burana, de Carl Orff, con la percusión africana, que está en la más profunda raíz de la música cubana. En la noche dominicana, país al que estuvo dedicada la feria, el cartel lo componían músicos y agrupaciones como Víctor Víctor, Sonia Silvestre y el conjunto La Vellonera, con el cubano José Luis Cortés como invitado especial.

El punto final de la cuarta edición de Cubadisco lo pone hoy un homenaje a la rumba, en el 80º aniversario del nacimiento de Chano Pozo, introductor de la tímbrica africana en el jazz, que consistirá en una serie de descargas en patios y solares de La Habana negra.