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La Academia de la Historia inicia su debate sobre los libros de texto El informe estará listo a finales de junio

La Real Academia de la Historia empezó a debatir ayer las aportaciones realizadas por un centenar de catedráticos sobre la enseñanza de la historia con el fin de evaluar los contenidos de los libros de texto sobre historia que se manejan en los centros educativos de toda España. El presidente de esta institución, Gonzalo Anes, señaló ayer que "aún no se ha elaborado ningún informe" y que espera que esté listo para finales de junio.

"Se ha conseguido reunir una masa copiosísima de información que ha sido aportada por académicos correspondientes (catedráticos universitarios y de institutos de secundaria) de todas las comunidades autónomas", explicó Anes. Esta institución cuenta actualmente con 36 académicos numerarios y alrededor de 300 académicos correspondientes, procedentes de todas las provincias españolas.

Gonzalo Anes hacía ´de ese modo referencia a la publicación, ayer, por parte del diario Abc de una información sobre esta cuestión: "La documentación que estamos manejando es de carácter interno y resulta intolerable que se considere como definitiva".

"Con esta iniciativa no pretendemos impulsar ni denunciar nada, nuestro propósito consiste solamente en emitir una opinión", añadió el presidente de los historiadores.

También manifestó ayer su sorpresa la reciente académica Carmen Iglesias: "La información recogida tiene muchas cosas que discutir, se trata de una documentación absolutamente provisional".

La puesta en marcha de este estudio surgió en marzo de 1999, con la finalidad de detectar los errores que pudieran producirse en los textos de las diferentes comunidades autonómicas españolas y expresar la opinión de los historiadores tienen sobre ellos. La iniciativa fue expuesta por Gonzalo Anes a José María Aznar ese mismo mes.

Anes explicó entonces que el interés de la academia, que consistía en velar por el rigor histórico, es consecuencia de la Real Cédula Fundacional de 1738, en la que se aludía a la necesidad de aclarar "la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia y la malicia".

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