"Bofetada" a los radiólogos

No hay razones de peso para introducir resonancias magnéticas privadas en los principales hospitales valencianos y menos para que salgan del control de los servicios de radiología. Ésta es la opinión mayoritaria de los radiólogos de centros públicos consultados por este diario que califican la medida como "bofetada" hacia su especialidad. De un lado consideran una aberración seccionar una parcela de la radiología -compuesta, además de los diagnósticos por resonancia magnética, de rayos X, TAC o ecografías- y sacarla fuera del control de los jefes de servicio. "Es como si a los cirujanos se les dice que las vesículas las operará sólo una compañía privada", señalaba un especialista. Tampoco es válido el argumento de que ahorrará fondos a las arcas públicas, como demuestran estudios de los propios radiólogos que llevan años pidiendo resonancias públicas para los centros valencianos. Entonces, ¿qué motivos llevan al Consell a optar por la introducción de resonancias privadas? Los intereses empresariales creados, apuntan especialistas consultados. No es cuestión de enfrentar a radiólogos públicos y privados, señalan, al tiempo que denuncian los pingües beneficios que han obtenido las empresas Eresa e Inscanner -en cuya fundación participó el diputado popular Luis Concepción- concesionarias de los diagnósticos. "Todo apunta a que hay gente que está mojando, huele muy mal" , señaló un especialista sin rodeos.

La oposición de los radiólogos a esta medida no es nueva. Tanto la sociedad valenciana de radiología, como la estatal, la federación de sociedades científicas valencianas y la mayoría de los especialistas de centros públicos han arremetido contra la intención de privatizar las resonancias.