El género de las cañaíllas

Un grupo de unos 20 científicos de la Universidad de Huelva, coordinados por el catedrático de Química Analítica, José Luis Gómez Ariza, llevan a cabo, desde el pasado año, una investigación conjunta con universidades e instituciones de Portugal, Holanda e Italia, de la que se desprende, en sus conclusiones iniciales, que las pinturas antialgas utilizadas en las embarcaciones pesqueras para su mantenimiento provocan un cambio de sexo en los caracoles marinos.El efecto sobre estas especies del denominado Tributilestaño (TBT), una sustancia biocida incorporada a las pinturas, "ha dado lugar a un cambio rotundo en su metabolismo, sobre todo en el de las hembras que, debido a estas alteraciones, desarrollan caracteres sexuales masculinos", explicó Gómez Ariza. No obstante, la incidencia de esta sustancia en las sabrosas cañaíllas no supone riesgo alguno para el consumo humano.

Los caracoles marinos, explicó el coordinador de la investigación, "son organismos hermafroditas, aunque su diferenciación sexual es muy clara entre machos y hembras. La acción del TBT sobre estas últimas, que están dotadas de una vulva, provoca la aparición paralela de un pene, lo que supone un freno a la reproducción".

Los científicos observaron en la primera fase de la investigación, después de seis muestras efectuadas, que en zonas de tráfico marítimo mediano, a 10 kilómetros de la costa de El Rompido y de Huelva, "el 100% de las hembras sufría un claro cambio de sexo, que les ha llevado a desarrollar un pene cuyo tamaño puede llegar a alcanzar entre los siete y 10 milímetros (el de los machos mide unos 14 milímetros)", dijo el investigador, que añadió que "en otras zonas de tráfico más limitado, este fenómeno afecta al 65% de las cañaíllas". Los estudios llevados a cabo sobre la incidencia del TBT en los caracoles marinos, en niveles de concentración mínimos, "demuestran que afectan en dos partes por trillón, o lo que es lo mismo, dos gramos por cada millón de toneladas de agua".

Pero los científicos ya descubrieron, hace 10 años, en aguas de la costa de Huelva y Cádiz, "que el TBT provocaba malformaciones en las larvas de moluscos como las chirlas, coquinas, almejas, berberechos y mejillones, que llegaban incluso a morir". Por el contrario, la acción nociva de esta sustancia "se centra, únicamente, en el ámbito medioambiental y socioeconómico, ya que su consumo no produce ninguna consecuencia negativa sobre el hombre".

Según Gómez Ariza, un total de 72 especies se están viendo afectadas a nivel mundial por el TBT, "aunque el caso de las cañaíllas en las costas onubenses es el más significativo".: sta situación, según los expertos, "puede conducir a una reducción paulatina de estas especies, lo que supondría un fuerte varapalo a su comercialización, teniendo en cuenta que la economía de muchos municipios costeros de Huelva y Cádiz dependen de la captura y puesta en venta de los bivalvos".

Ante el problema, la Organización Marítima Internacional (OMI), dependiente de las Naciones Unidas, "ha propuesto que se prohíba completamente en el año 2003 el uso de esta sustancia en las pinturas antialgas.