Amnistía pide ayuda para los defensores de derechos humanos en Colombia
Amnistía Internacional (AI) ha lanzado una campaña mundial para denunciar la persecución de la que son objeto los defensores de los derechos humanos en Colombia. Quien se atreve a señalar con el dedo de la publicidad a los asesinos, molesta. En los últimos tres años, 25 de estos activistas han sido asesinados, a otros tantos la muerte les rozó en forma de atentado, y al menos 40 se han exiliado. "El Gobierno colombiano no tiene voluntad política para acabar con esta persecución", repitió hasta la extenuación el pasado viernes en Madrid Esteban Beltrán, representante de AI en España. Y explicó el porqué de tan rotunda afirmación: "Ni uno de los culpables de los asesinatos está procesado; no se deja que actúen los tribunales civiles, y, cuando los casos llegan a los tribunales militares, la impunidad está garantizada".
Beltrán estuvo acompañado por cinco de los 12 defensores de derechos humanos colombianos que se han acogido al programa de protección temporal de AI. Cinco rostros que se atreven a llevar su nombre por delante. Amenazados de muerte, como Iván Forero, el periodista William Parra o Carlos Cote; torturados, como el abogado Carlos Alberto Ruiz, o secuestrados, como Jairo Bedoya. Todas las historias tienen algo en común: culpan a los paramilitares o a miembros de las Fuerzas Armadas colombianas de su exilio.
AI exige al Gobierno de Andrés Pastrana que haga funcionar la ley y que acabe con la impunidad, "la única forma de defender al defensor". También le pide que extirpe el cáncer interno del Estado retirando del servicio activo a los soldados involucrados en violaciones de derechos humanos, y deje de insinuar que los defensores de los derechos humanos trabajan para la guerrilla.
Carlos Alberto Ruiz advierte: "Es cuestión de horas, de días, la vida de todos nuestros compañeros peligra". William Parra alerta a los europeos: "El conflicto en Colombia sobrepasa a lo ocurrido en Bosnia". Por eso pide que no se apoye el llamado Plan Colombia, el proyecto impulsado por Pastrana para invertir casi 8.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas) y que, según Parra, "va a producir más guerra, porque el 60% de ese dinero se destinará a armamento".
La última víctima es Ramiro Zapata, asesinado hace 15 días por presuntos paramilitares. Ramiro era el último superviviente de la ya extinta comisión de derechos humanos de la localidad antioqueña de Segovia. Antes ya habían caído Jaime, Nazareno o Margarita.
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