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Un experimento con gusanos muestra que los móviles tienen efectos biológicos

Tras el reciente informe de expertos británicos que aconsejaba, por precaución y a falta de datos concluyentes, limitar el uso de teléfonos móviles por los niños, se ha hecho público un estudio científico realizado en gusanos que indica que la radiación de microondas, el rango en el que funcionan los teléfonos móviles, tiene un efecto biológico constatable en estos animales. Este efecto no es necesariamente patológico y la gran diferencia que hay entre un gusano y un ser humano impide una extrapolación directa, pero los autores indican que, al ser un mecanismo universal el implicado, merece la pena investigar si este efecto también se produce en los tejidos humanos.Los gusanos, del tipo C. elegans, fueron expuestos prolongadamente a microondas de baja intensidad (750 megahercios y 0,5 vatios), menor que la de los teléfonos móviles (900 o 1.800 megahercios) y se apreciaron modificaciones parecidas a las que induce el calor, a pesar de que la temperatura corporal de los gusanos no aumentó. Estas modificaciones consisitieron en la síntesis de unas proteínas que aseguran la protección de los organismos vivos frente al estrés térmico.

"Se trata de un trabajo claro, hecho con un método simple y por científicos prestigiosos. Los resultados, que deben ser confirmados y completados, son muy interesantes", ha dicho Bernard Veyret, director del laboratorio de física de las interacciones onda-materia del CNRS en Burdeos. "Hace falta, sin embargo, entender el significado del fenómeno. El mecanismo no es en sí patológico, sino que es, por el contrario, protector". Las conclusiones del estudio, realizado por investigadores británicos y canadienses, se publicarán el 25 de mayo en la revista Nature.

Sin conclusiones

Este estudio se añade a una larga lista de trabajos que tratan de evaluar los riesgos sanitarios asociados a los teléfonos móviles con resultados contradictorios. En su mayor parte, los estudios se han hecho con métodos diferentes, que impiden obtener conclusiones definitivas. No se han podido demostrar, por ejemplo, alteraciones cromosómicas en animales de laboratorio. En todo caso, señalan los expertos, los mayores riesgos estarían asociados a las antenas de la red de telefonía móvil, las situadas en mástiles y sobre edificios, porque emiten radiaciones más débiles que los teléfonos, pero de forma continua.

En pocas semanas va a comenzar en Europa el primer gran estudio epidemiológico sobre posibles riesgos de cáncer, que será coordinado por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer de Lyón (Francia) y que se centrará, en una primera fase, en sólo nueve países europeos, entre los que no se incluye España. La Comisión Europea ha decidido financiar esta encuesta con 3.850 millones de euros, una cantidad insuficiente para llevarla a cabo.

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