Soledad Puértolas recrea en varios cuentos una etapa de su vida
"Llega una edad en la que piensas que lo que te sostuvo en la loca y desenfadada juventud está muy lejos, pero lo recuerdas como algo que tuvo un significado. Es el poso que te hace ver la vida de determinada manera", dice Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947). Ésta es la explicación que la escritora da a su nuevo libro de cuentos, un género del que dice que "exige vocación de perfección". Se titula Adiós a las novias (Anagrama), y, según su editor, Jorge Herralde, es un conjunto de "pequeños tumultos sentimentales" con un trasfondo "agridulce y nostálgico".Cada cierto tiempo, Soledad Puértolas, que obtuvo el Premio Planeta en 1989 por Queda la noche, escribe un conjunto de cuentos que resumen, como ella dice, "una etapa" de su vida. Antes del que presentó el martes en Barcelona fueron Una enfermedad moral (1983), La corriente del golfo (1993) y Gente que vino a mi boda (1998).
En esta ocasión, aunque ella eluda hablar de etapa de madurez -"no entiendo qué es madurar"-, la mayor parte de los 21 relatos de Adiós a las novias tiene su origen en el momento en que cada uno de los protagonistas -los propios narradores, a veces hombres, la mayoría mujeres- mira hacia atrás para recordar episodios significativos y quizá para comprenderlos como no pudieron hacerlo cuando estaban pasando.
"No estoy desencantada"
A juicio de la autora, esta mirada no es de desencanto: "No sé qué es lo que transmito, pero yo no estoy desencantada. A veces estoy desesperada, pero no desencantada". Algunos de sus narradores están en horas bajas. Otros canalizan historias de terceros. Otros se interrogan por la plenitud pasada.
Soledad Puértolas, que ya está trabajando en otros textos, no duda en afirmar que es mejor cuentista que novelista. Algo que, sin embargo, cree que le pasa a todo escritor que cultive ambos géneros. Por una razón, expone: "Porque el cuento es mejor género que la novela. La novela es un género imperfecto. Las hay geniales o estupendas, pero no perfectas. Un cuento malo es insoportable. En cambio, una novela es siempre más fácil de leer". Su maestro, afirma, es Chéjov, autor del que ha hecho una antología.
La autora zaragozana acepta sin reparos la comparación de sus relatos con las historias que cuenta el director de cine francés Eric Rohmer: "Sus películas son más literatura que cine", apunta la escritora. La técnica de ambos se basa en ofrecer "pedazos de la vida de un personaje" que luego se abandona. Con un objetivo: "Me gustaría que el lector viera que nada es normal", agrega.
El carácter de escena que tienen sus narraciones, cree Puértolas, las aleja de las de Jorge Luis Borges: "No son globos cerrados; son anti-Borges, porque él ofrece todo un mundo en cada cuento".
Babelia
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