Argentina se 'defiende' de los productos brasileños
Alejandra Zunich, de 35 años, acaba de salir de su trabajo en el hospital Francés de Buenos Aires y antes de regresar a casa pasa por el supermercado. Ella, como tantas mujeres en Buenos Aires, decide comprar argentino. Revisa los paquetes hasta confirmar que son made in (hecho en) Argentina. Las asociaciones de consumidores recogen esa tendencia, sobre la que aún no hay indicadores oficiales ni registros estadísticos. La fuga de empresas a Brasil movidas por las facilidades impositivas ha desatado esta campaña nacionalista que las propias autoridades alientan.Las empresas argentinas han comenzado a destacar ese detalle, el de tener mayoría de capital local, en sus anuncios publicitarios. La cadena de supermercados Coto presume de "argentino". Otras empresas directamente ruegan : "Compre trabajo argentino".
Como un ciudadano más, el presidente Fernando de la Rúa también se ha preocupado por recomendar a los directivos de las multinacionales que se hicieron cargo de las empresas privatizadas por el Estado "que compren todo lo que necesitan a proveedores argentinos". Por su parte, el peronista Carlos Ruckauf, gobernador de la provincia de Buenos Aires, la de mayor extensión territorial y la más poblada del país, ha enviado a la Asamblea un proyecto de reforma de la Ley de Contrataciones del Estado para imponer el compre bonaerense. De tal modo, las empresas argentinas tendrán prioridad sobre las extranjeras y los funcionarios estarán obligados a establecer "clara preferencia hacia ellas aunque su oferta supere hasta un 5%" la de sus competidoras.
La provincia de Buenos Aires tiene un presupuesto anual de 1.500 millones de dólares para gastos en bienes y servicios. El 15% de ese total será repartido en compras a pequeñas y medianas empresas con sede en el distrito bonaerense. El gobernador Ruckauf había advertido de que "los Estados brasileños ponen en zona de riesgo el Mercosur por las facilidades impositivas y los beneficios fiscales con los que tientan a las empresas argentinas para que se vayan del país y se instalen allí".
Según la información oficial, el pasado año emigraron, trasladaron su línea de producción o invirtieron en Brasil 52 empresas radicadas en Buenos Aires. El gobernador Ruckauf autorizó la compra de un millón de jeringas a la fábrica Pi-Ro para evitar que cerrara su planta en la ciudad bonaerense de City Bell y se instalara en el Estado brasileño de Minas Gerais. La empresa había perdido una licitación del Ministerio de Salud provincial al cotizar cada jeringa 0,00003 centavos más que una compañía de origen coreano. El presidente de la Confederación Económica provincial, Aladino Benassi, dijo que los empresarios argentinos estaban satisfechos por el proyecto de reforma "porque el llamado compre bonaerense va a favorecer a las pequeñas y medianas empresas, que son las grandes generadoras de puestos de empleo".
Sabastião Do Rego Barros, el embajador de Brasil en Argentina, dice que la supuesta transferencia de empresas argentinas seducidas por los beneficios que ofrecen los gobernadores de los Estados brasileños, "es un mito". Según el diplomático, "hay más de 250 empresas brasileñas establecidas en Argentina, con activos del orden de los 5.000 millones de dólares. Es natural que ocurra un movimiento en sentido inverso, en busca de nuevos mercados, racionalización de costos y mayor competitividad global". Do Rego Barros asegura que "las disputas sectoriales entre ambos países durante 1999, que en cierto modo comprometieron la imagen internacional del Mercosur, se vieron agravadas por la recesión regional".
La paradoja salta a la vista al comprobarse que el principal cliente del compre argentino es Brasil. El próximo junio, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos va confirmar lo sabido : las exportaciones de productos argentinos a Brasil crecieron un 17% y acumulan un alza del 15% en el primer cuatrimestre del año. En términos absolutos, Brasil es el principal cliente y recibe el 25% de todo lo que Argentina vende al exterior.
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