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Sólo el 10% de la investigación médica se dedica a los males que causan el 90% de las muertes

Un estudio mundial denuncia que un puñado de países ricos dicta el gasto según sus intereses

Los sectores público y privado gastan en todo el mundo cerca de 13 billones de pesetas anuales en investigación sanitaria, pero distribuyen ese dinero de un modo extremadamente ineficaz e injusto. Las enfermedades que causan el 90% de la mortalidad e incapacidad en el mundo sólo reciben el 10% del dinero dedicado a investigación médica, según un estudio del Foro Global de Investigación sobre la Salud, presentado ayer en Ginebra. La inmensa mayoría de los presupuestos está en manos de un pequeño número de países que da prioridad a sus propios problemas sanitarios.

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Tanto la gran industria farmacéutica como las instituciones públicas de investigación se concentran en los problemas sanitarios típicos de Occidente, muchas veces ligados al envejecimiento, a la obesidad y al estilo de vida de los países desarrollados. Pero los dos principales asesinos del planeta -la neumonía y las diarreas infecciosas, que dan cuenta por sí solos del 11% de la mortalidad y la incapacidad del mundo, sólo atraen el 0,2% del dinero dedicado a investigación sanitaria.El Foro Global, que presentó ayer en Ginebra su Informe 10/90 sobre Investigación Sanitaria 2000, es una fundación internacional financiada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial, la Fundación Rockefeller y los gobiernos de Canadá, Holanda, Noruega, Suiza y Suecia. Su objetivo es promover un modelo de investigación que destine más recursos a los problemas sanitarios de los países pobres.

"Los países de rentas bajas y medias agrupan al 85% de la población mundial y soportan el 92% de la carga de enfermedad [una compleja medida de la mortalidad prematura, la incapacidad y la pérdida de calidad de vida por causas patológicas], mientras que los países ricos, con el 15% de la población mundial, soportan sólo el 8% de esa carga", señaló ayer el presidente del Foro Global, Adetokunbo Lucas.

Cada año mueren 7,7 millones de recién nacidos, y el 98% de esas muertes ocurre en los países en desarrollo. En los países de más alto riesgo, una de cada siete mujeres fallece como consecuencia de un parto o de sus complicaciones. Esa proporción es de una de cada 9.200 mujeres en el mundo industrializado. Estos y otros muchos indicadores comparativos no se reflejan en los gastos de investigación sanitaria.

De los 13 billones de pesetas anuales que el mundo gasta en investigación médica, el Foro Global calcula que más de 7 billones corresponden al sector privado. Más del 90% de todos esos fondos están en manos de "un pequeño número de países", según el estudio, "que, comprensiblemente, dan prioridad a sus propias necesidades de investigación sanitaria".

Quienes toman las decisiones sobre la financiación de las investigaciones, señalan los autores del informe, "son a menudo inconscientes de la magnitud de los problemas más allá de sus fronteras y, particularmente, del impacto en sus propios países de la situación sanitaria en el resto del mundo". Sin embargo, este impacto es cada vez mayor, como resultado de la creciente movilidad de la población, de las enfermedades emergentes o reemergentes, de la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos y de las migraciones.

La falta de perspectiva global de la industria farmacéutica es fácilmente comprensible, puesto que estas empresas tienen sus miras puestas en los solventes mercados de los sistemas sanitarios occidentales. Las instituciones públicas de investigación deberían suplir esas deficiencias, pero, según el estudio, carecen de los recursos y la experiencia necesarios para comercializar nuevos productos. Para colmo, los fondos públicos para investigación sanitaria son los primeros en sufrir recortes en tiempos de crisis, ya que los países occidentales tienden a dejar estos proyectos en manos de la industria farmacéutica.

Muchos objetivos del Foro Global son una cuestión de racionalizar la gestión, sin necesidad de aumentar los recursos. Por ejemplo, las vacunas tardan ahora un promedio de diez años desde que son autorizadas en los países occidentales hasta que son distribuidas en el Tercer Mundo. El Foro Global propone instaurar una red de colaboración entre el sector público y el privado para acelerar la transferencia de los nuevos fármacos a los países pobres.

El Foro Global considera urgente establecer criterios racionales y globales para definir las prioridades en investigación médica. Sus expertos están actualmente elaborando una estrategia general que sirva para evaluar las necesidades sanitarias más urgentes en situaciones futuras.

La malaria y la tuberculosis, dos azotes de países pobres

La tuberculosis causó 1,86 millones de muertes en 1998; la malaria, más de un millón. Y las dos enfermedades tienen su mayor incidencia en zonas que se solapan: el 70% de los 20 millones de enfermos de tuberculosis están en Asia; la malaria se extiende por 102 países subtropicales, amenazando a 2.400 millones de personas. Una distribución que coincide con la de la tercera epidemia del siglo: el sida.

El 70% de los fallecidos por la malaria son niños del centro y sur de África, los mismos países donde se registraron más de dos millones de muertes por sida. La malaria es endémica en 45 países del África subsahariana, 21 suramericanos y 8 asiáticos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta organización calcula que en África, una de cada tres camas hospitalarias la ocupa un enfermo de malaria.

El Foro Mundial para la Investigación en la Salud planea la inversión de 13,7 millones de dólares en 2000 (unos 2.450 millones de pesetas), dentro de un programa de medicinas para la malaria. "Hacen falta desesperadamente nuevos productos, sobre todo fármacos asequibles para los casos simples de la enfermedad", señala el informe. Casi la mitad de los fondos van a ser aportados por fundaciones privadas, como la de Bill y Melinda Gates, los dueños de Microsoft (cinco millones de dólares), y la Rockefeller (1,3 millones de dólares). El Gobierno holandés y la OMS van a invertir cada uno 2,5 millones de dólares.

También el sida agrava el problema de la tuberculosis. El Foro señala que 365.000 muertes por esta enfermedad (el 20% del total) estaban relacionadas con el virus de la inmunodeficiencia humana. Según la OMS, los enfermos de sida tienen 30 veces más posibilidades de padecer tuberculosis. La combinación sida-tuberculosis hace que no se haya conseguido erradicar el bacilo de los países desarrollados. La incidencia de la enfermedad ha aumentado desde 1980 en Europa oriental, África subsahariana y China. La OMS señala que existe un tratamiento para la enfermedad, pero que se trata de una medicación que debe tomarse durante largo tiempo, lo que hace difícil su uso en países pobres.

Además, el informe del Foro señala el aumento en los países pobres de la mortalidad debida a enfermedades consideradas de países ricos como son las dolencias cardiovasculares.

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