Un asalto precipitado
La visión de agentes federales fuertemente armados irrumpiendo en la casa de Lázaro González en Miami en la madrugada del sábado para hacerse cargo de la custodia de Elián González es una imagen perturbadora para todos los estadounidenses. (...)La fiscal general Janet Reno debería haber dado más tiempo a las dos ramas de la familia González para que intentaran resolver amistosamente el caso, y debería haber ejercido más presiones legales sobre los parientes de Miami antes de echar abajo su puerta para sacar a Elián.
La primera pregunta que habría que contestar es por qué Reno, que había mostrado una prudencia admirable, no permitió que se desarrollara la última ronda de negociaciones sobre el destino de Elián hasta agotar cualquier esperanza de acuerdo. Es cierto que los parientes de Miami habían utilizado la discusión y las mediaciones como táctica dilatoria en las últimas semanas, añadiendo siempre una condición más cuando parecía posible alguna solución. Durante los últimos días también habían desafiado a la ley al negarse a entregar a Elián después de que el Servicio de Inmigración hubiera revocado su derecho a custodiarle. (...) El imperio de la ley es sagrado en EE UU, y el desafío de los parientes de Miami era inaceptable. Pero el modo en que la ley se defiende en una sociedad libre puede ser tan importante como la propia ley. En este caso, los métodos utilizados por el Gobierno probablemente ensombrezcan y menoscaben el principio que Reno y Clinton intentaban defender.
Nueva York, 24 de abril
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