Una deuda de caballo
Francisco Carvajal, un empresario español que creó en el exilio un holding textil que surtió de ropa interior los Estados Unidos, ha venido desde Puerto Rico para zanjar una deuda inolvidable. Hace 64 años, en Granja de Torrehermosa (Badajoz), en plena guerra civil, robó un caballo. El animal y una audaz cabalgada por un río seco bajo las ráfagas de las metralletas le permitieron desertar del Ejército franquista y pasarse a las líneas republicanas para combatir "al lado de quien me correspondía". Carvajal, nacido en Albolote, y mantenedor de una fundación que lleva su nombre y que financia actividades y construye centros sociales en Puerto Rico y Granada, ha ofrecido pagar la carrera a un estudiante universitario para compensar a esta población extremeña de 2.500 habitantes por el caballo robado.Cuando estalló la guerra Carvajal, que había militado en las Juventudes Libertarias, fue apaleado y luego movilizado por los mandos militares rebeldes y enviado al cuartel de Intendencia de Queipo de Llano en Sevilla.
"Cuando me movilizaron yo había decidido de qué parte estaba y con quién tenía que combatir. Decidí desertar. De otro modo", recuerda, "hubiera sobrevivido avergonzado por apoyar una causa que consideraba mala".
"En Granja de Torrehermosa", evoca, "logré la confianza del comandante y del alcalde, que era el jefe civil. De forma accidental supe que éste disponía de una cuadra de ocho caballos. Yo era aficionado a montar y después de conversar con él me invitó a probar a los animales".
Tras varios paseos de reconocimiento Carvajal decidió que había llegado la hora de la huida. "Llegué hasta las primeras líneas e hice la broma de otras veces cuando me advirtieron de que estaba cerca de un campo batido y no podía pasar. 'Ese campo es muy bonito', dije y seguí adelante. En un momento gané el cauce seco de un río y escapé al galope", rememora.
Carvajal sabía a lo que se exponía. Su padre fue detenido como represalia. "Fue una página muy dolorosa", dice emocionado. Su paso al bando republicano no fue fácil y despertó la desconfianza. "Cometí varios errores. Iba muy bien vestido, con un uniforme hecho a medida, y llevaba conmigo una cédula fiscal referente a la tienda que había abierto en Granada", dice.
Los mandos del Ejército del Frente Popular sospecharon que era un espía, lo trasladaron a una cárcel en Valencia y allí fue interrogado durante dos meses hasta que se disiparon las reticencias, logró el grado de sargento y fue enviado a combate.
El robo del caballo, teñido de agradecimiento, no se le borró jamás de la memoria, a pesar de las calamidades que sufrió en España y luego en dos campos de concentración en Francia.
Hace un año volvió a tierras extremeñas con el propósito de encontrar el pueblo y compensar a los dueños del caballo. "Yo estaba convencido de que aquello ocurrió en Hinojosa del Duque, pero no reconocí el pueblo". Por fin llegó a Granja de Torrehermosa, dio con el cauce del río por donde escapó al galope y descubrió que los caballos del alcalde pertenecían en realidad a una cuadra municipal.
Francisco Carvajal, aunque se convirtió en un empresario textil propietario de un importante holding en Puerto Rico, se ha mantenido fiel a sus principios ideológicos impulsando proyectos sociales. Esos mismos fundamentos están en la base de la historia del caballo. Dentro de un mes calcula que habrá compensado la carga de aquel robo.
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