Annan advierte a Castro de que los países sólo pueden desarrollarse si tienen democracia

Presente en La Habana una coalición de democracias, dictaduras y, en algunos casos, sistemas casi tribales, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, advirtió de que aquellos países del Tercer Mundo que no se doten de sistemas pluralistas no podrán prosperar ni desarrollarse. Inevitablemente, el caso de Elián González fue abordado en la Cumbre Sur, primera del Grupo de los 77, que agrupa a 133 países y a las cuatro quintas partes de los habitantes del mundo.

A propuesta del presidente de Haití, René Preval, el pleno de la cumbre, puesto en pie, pidió la devolución del niño a su padre. El secretario de la ONU instó a construir democracias durante su intervención en un acto desarrollado en el aula magna de la Universidad de La Habana al que asistió Fidel Castro. "Un Estado que se niega a abrir un proceso de apertura democrática y a las instituciones derivadas de éste impide el desarrollo y el progreso de su pueblo, denegándoles la oportunidad de una interacción plena con el resto del mundo". Sin citar a Cuba, donde un sistema de partido único gobierna la isla desde 1959, ni a ningún otro país del grupo, Annan equilibró su convocatoria a la democracia con una denuncia al embargo de EEUU al régimen de Castro y una favorable reflexión sobre sus logros sociales.

Por otra parte, la mayoría de los 40 jefes de Estado y de Gobierno, ministros o representantes de las 122 naciones que participan en la cita de La Habana pidió al mundo industrializado el acceso a sus mercados, la condonación de la deuda externa (en torno a los 2,5 billones de dólares) y una asistencia al desarrollo más generosa. La reclamación sobre la deuda, cuya servidumbre absorbe el 25% de la exportaciones de las economías pobres, fue formulada con mayor o menor radicalismo. Concretamente, el presidente de Nigeria, Olusegún Obasanjo, propuso a los acreedores establecer una moratoria, mientras que Castro, que había instado a una sublevación contra el Fondo Monetario Internacional y el actual orden económico, demandó la total condonación de la deuda.

"La hora actual no puede ser de ruegos a los países desarrollados ni de sumisión (...), sino de rescate de nuestro espíritu de lucha, de la unidad y cohesión en torno a nuestras demandas", proclamó Castro. Apocalíptico, advirtió después: "¡O nos unimos y cooperamos estrechamente o nos espera la muerte". La globalización fue comparada con un barco con pasajeros en condiciones desiguales: una minoría, en cómodos camarotes, buena comida y acceso a la salud, y "una abrumadora y doliente mayoría viaja en condiciones que semejan las horribles travesías del comercio de esclavos entre África y América en el pasado".

La cumbre redactó una declaración final que en esencia pide medidas contra la pobreza, recursos, cooperación y programas de acción concretos en la errática colaboración Norte-Sur.