El 'Hubble' espía a los planetas

El telescopio Hubble no tiene miedo de competir con las naves que realizan el largo viaje hasta Marte y demuestra de lo que es capaz pese a que el observatorio en órbita está sólo a 500 kilómetros de distancia de la Tierra. Así lo demostró ayer el astrónomo James Bell (Universidad de Cornell), al revisar los logros del telescopio, que acaba de cumplir 10 años, en el congreso Una década de ciencia con el telescopio espacial Hubble, que se celebra esta semana en el instituto científico que lo controla. Cuando se trata de estudiar la atmósfera y la superficie de Marte, el Hubble aporta ventajas poderosas sobre las naves de exploración: ha permitido hacer estudios del planeta en ultravioleta, sirve para analizar la composición, procesos dinámicos de nubes y tormentas, para hacer el seguimiento de la evolución de los casquetes polares. Incluso cuenta en su haber con la mejor fotografía completa en color de Marte obtenida hasta la fecha, dijo Bell.La resolución es la gran baza de este poderoso observatorio puesto en órbita en abril de 1990 y que ha estudiado hasta ahora 13.650 objetos celestes, en los que ha realizado 271.000 observaciones enviando 3,5 billones de bytes de información. Con los resultados se han publicado ya 2.651 artículos científicos que incluyen descubrimientos astronómicos. Y el Hubble debe funcionar unos 10 años más, durante los cuales los astronautas le instalarán cámaras y equipos científicos de última generación.

Menos el Sol y Mercurio

El Hubble abarca prácticamente todos los rincones del cielo, cerca y lejos de la Tierra, excepto el Sol (muy brillante para los detectores), Mercurio (que esta demasiado cerca del Sol y presenta el mismo problema) y nuestro planeta. Pero por el resto del Sistema Solar, al que se dedicó ayer una sesión completa del congreso, ha paseado su gran ojo el observatorio.

Casi todos los instrumentos del telescopio espacial se han utilizado en el estudio de Marte, explicó Bell, y con los datos obtenidos se ha podido cuantificar la abundancia y distribución espacial y temporal del ozono allí, se ha determinado la opacidad de las nubes de polvo, se ha hecho el seguimiento de los rasgos de las nubes, se han descubierto enormes sistemas ciclónicos y tormentas de polvo a escala regional.

En julio de 1993, el Hubble permitió también observar una colisión espectacular, la del cometa Shoemaker-Levy con el planeta Júpiter. Harold Weaver (Universidad Johns Hopkins), mostró imágenes en las que se aprecian perfectamente los fragmentos en que el cometa se había roto un año antes, al acercarse demasiado al planeta gigante, así como las manchas que fueron dejando al impactar con la atmósfera joviana.

Los astrónomos, con las observaciones hechas durante aquel mes de julio y las semanas siguientes, han logrado explicar las plumas y las marcas que los impactos hicieron en Júpiter, han descifrado los procesos químicos desencadenados y han explicado la evolución del fenómeno. Sin embargo, han quedado cabos por atar, como la profundidad de los impactos en la atmósfera de Júpiter, explicó Weaver. Pero ahora, como muestra el telescopio, "Júpiter ha vuelto a la normalidad y no queda ni rastro de los impactos", dijo Weaver.