El PP adjudica a Balañá la gestión de la plaza de Guadalajara
La polémica presidió el concurso para la concesión de Las Cruces
El nuevo empresario del coso de Las Cruces, de Guadalajara, vuelve a ser el de siempre. Tras el paréntesis del año pasado -en el que se hizo cargo de la plaza Maximino Pérez-, la empresa Balañá vuelve a gestionar una arena en la que ha estado presente los últimos 15 años. Así lo decidió el pasado viernes el pleno del Ayuntamiento de Guadalajara por el estrecho margen de un solo voto (los 15 del Partido Popular frente a los 14 de la oposición). De este modo, los gerentes de cosos tan importantes como el de Barcelona regresan a Guadalajara y lo hacen para los próximos 10 años.
La adjudicación de la plaza ha estado presidida por la polémica desde que semanas atrás trascendiera que el fallo ya estaba decidido a favor de los que finalmente han resultado ganadores. En aquel momento, los grupos de la oposición y diversas peñas de aficionados de la localidad protestaron contra lo que consideraron un reparto de puntos injusto.El gobierno municipal de Guadalajara decidió valorar muy por encima de cualquier otro tipo de requisitos la experiencia y la solvencia económica de la empresa adjudicataria.
El resto de los candidatos, entre los que se encontraba el hasta el viernes empresario del coso, no tardaron en alzar la voz. Según el pliego de condiciones diseñado por el consistorio, cuestiones como el precio de las entradas y los abonos, el número de festejos en feria o las inversiones en la infraestructura de la plaza quedaban todas ellas por detrás en el baremo.
Maximino Pérez, que ganó el concurso del año pasado (entonces de una duración de un año exclusivamente), se mostraba especialmente crítico: "Sobre el papel queda claro que, salvo en experiencia y solvencia económica, en el resto de las condiciones exigidas la oferta de la empresa Balañá no sólo no es la mejor, sino que es abiertamente la peor", afirmó. "Es más", agregó, "ni siquiera quiero decir con esto que mi pliego fuera el mejor. Había otros que me superaban en muchos puntos. El que ha ganado no supera ninguna de las ofertas solventes".
Según este empresario taurino, la decisión sobre el adjudicatario estaba tomada mucho antes de que se llevara a cabo concurso alguno. "Sólo un error de forma impidió que Balañá ganase el año pasado. Ahora ese error no se ha cometido", añade el empresario saliente.
En la temporada de 1999 se cumplía el plazo de la adjudicación. Con las elecciones próximas, se decidió entonces sacar a concurso la plaza durante una única feria. Pasado el aluvión electoral, se decidiría a quién conceder definitivamente la explotación de la plaza durante los próximos 10 años. Tal y como ha pasado ahora.
"Lo que ocurrió el año pasado fue que Balañá se presentó con los contratos firmados de los toreros para una feria que aún no era suya. Eso se denunció. Como éste era su único argumento frente a los competidores, se quedó sin argumentos. Ahora, como acabamos de ver, no ha vuelto a pasar", concluye Maximino Pérez.
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