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La enviada de la ONU deja Chechenia sin poder visitar centros de tortura

Mary Robinson sufrió ayer en propia carne los efectos del nulo interés de los militares rusos por que los representantes de los organismos internacionales vengan a hurgar entre sus trapos sucios de Chechenia. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, que el sábado había oído el habitual catálogo de horrores de boca de los refugiados en Ingushetia, visitó ayer Grozni, pero no tuvo oportunidad de inspeccionar los campos de filtración en los que, supuestamente, se ha cometido toda clase de atrocidades con los prisioneros chechenos.

El paradero de la ex presidenta irlandesa fue un misterio durante gran parte del día, entre rumores de que se le impedía inspeccionar los campos de detención por motivos (o pretextos) técnicos. Finalmente, pasadas las ocho de la tarde (dos horas menos en la España peninsular), llegaron noticias de que Robinson, tras visitar Grozni, había llegado a la capital de Daguestán, Majachkalá. Precisamente en Majachkalá se produjo por la tarde un atentado. Un policía resultó herido por una granada."Hemos insistido en ver los centros de detención (...) donde sabemos, a partir de numersos informes, que hay gente detenida", declaró a la prensa Robinson poco después de su llegada a la capital de Daguestán. "Saco la conclusión de que [los rusos] son reticentes a dejarnos ver un abanico más amplio de centros de detención", se quejó, informa France Presse.

La intención de Robinson es entrevistarse hoy en la capital rusa con el presidente, Vladímir Putin para, entre otras cosas, discutir con él "sobre la cultura de los derechos humanos", poco arraigada en el conjunto de Rusia, y menos aún en Chechenia, a juzgar por lo ocurrido en los últimos meses. Esa cita, sin embargo, no figura en el programa previamente acordado.

En Grozni, Robinson no pudo visitar como pretendía el centro de detención conocido por el nombre en clave de PAP-1, en el que, según Amnistía Internacional, se han producido torturas. El general Vaja Ibrajímov, anfitrión de Robinson, aseguró a ésta que esa cárcel ya no existe, aunque sí en la anterior guerra de 1994-1996. La visita, que duró dos horas y media, incluyó, sin embargo, un hospital del Ministerio de Defensa y un centro de detención provisional en el que habló con dos reclusas.

La alta comisionada tuvo un tenso intercambio verbal con el general Ibrajímov, que defendió la actuación de las tropas federales para "eliminar a los terroristas". Robinson le replicó que era consciente de que se han producido "violaciones inadmisibles" de los derechos humanos por parte chechena, pero que también escuchaba permanentemente testimonios de atrocidades cometidas por hombres "con uniforme militar ruso, milicianos y tropas especiales". Es vital, recalcó, que todos esos casos se investiguen y que "los responsables no queden impunes".

Entrada ya la noche, todo parecía indicar que Robinson no había visitado el campo de filtración de Chernokósovo, en el que, según numerosos testimonios, las torturas y malos tratos han sido generalizados. El sábado, Ruslán Takabáyev, de la organización humanitaria Memorial, aseguró que los militares se habían llevado de allí en los últimos días a unos 300 detenidos, aquellos cuyas historias podrían haber interesado más a la Robinson. Sus puntos de destino fueron, supuestamente, Piatigorsk (en el cercano territorio de Stavropol), Chervliónaya y Kadi-Yurt.

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Los militares rusos reconocieron ayer que el número de bajas en la emboscada sufrida el miércoles por una columna cerca del pueblo de Zhani-Vedenó fue más alto de lo que se admitió inicialmente. Contando con el enfrentamiento en el que se vio envuelto un convoy de socorro, hubo 43 muertos y 15 heridos. La mayoría de las víctimas eran efectivos del Ministerio del Interior (OMON) procedentes de Perm (en la región de los Urales), donde la noticia ha causado una conmoción como la que provocó en Pskov la muerte de 84 paracaidistas.

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