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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Volver a andar

La presentación, en Bruselas, de los primeros resultados del programa europeo Levántate y anda, dirigido a devolver la movilidad a parapléjicos, aporta un poco más de esperanza a todos aquellos que, por causa sobre todo de lesiones medulares sufridas en accidentes de tráfico, viven inmovilizados o en sillas de ruedas. Al menos 300.000 personas, con una media de edad de 31 años, forman este ejército de inválidos en los países de la Unión Europea. España contribuye a esta trágica estadística con 35.000 personas en esta situación. La espectacularidad del experimento -mostrar en público cómo tres parapléjicos mueven sus piernas y se ponen de pie mediante impulsos eléctricos- no desmerece, desde luego, de la técnica en sí, consistente en la recuperación de la actividad motriz mediante la estimulación de electrodos implantados en los músculos y nervios del paciente. Se trata de sustituir las órdenes del cerebro por señales artificiales procedentes de un chip implantado en el abdomen, y que se transmiten a los músculos y nervios a través de un red de electrodos. Es sólo el comienzo de una de las vías abiertas actualmente en el terreno de la investigación médico-científica con la finalidad de que algún día los lesionados medulares puedan recuperar el movimiento. Otra línea de investigación muy prometedora es la iniciada en España por la doctora Almudena Ramón Cueto, cuyos primeros logros, hechos públicos hace menos de un mes, no son menos espectaculares que los del programa europeo: conseguir que ratas con la médula seccionada vuelvan a andar tras practicarles un trasplante de células. Sea por vía de ingeniería electrónica -electroestimulación- o medular -regeneración mediante trasplante celular de la médula dañada- se abren puertas que hasta ahora parecían sólidamente cerradas a la esperanza de los parapléjicos. Que esta esperanza se convierta a corto o medio plazo en una realidad dependerá, en gran medida, del esfuerzo público y privado que se ponga al servicio de este importante objetivo terapéutico. En el caso del proyecto europeo Levántate y anda, la cooperación entre lo público y lo privado -Comisión Europea y empresas de investigación- ha funcionado con eficacia. Es un buen precedente. El esfuerzo merece la pena.

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