La Autoridad Palestina controlará desde mañana la mitad de Cisjordania
Ehud Barak se prepara a reanudar las negociaciones con Yasir Arafat mientras se tambalea la coalición gubernamental israelí. Los graves insultos que el máximo líder religioso del partido ultraortodoxo Shas, aliado en el Gobierno, ha dirigido contra el ministro de Educación no impedirán, sin embargo, que mañana israelíes y palestinos se sienten frente a frente en Washington y que el Ejército israelí se retire de un 6,1% de los territorios de Cisjordania, que pasarán a ser controlados por el Gobierno autónomo palestino.
Con la nueva retirada israelí, el Ejecutivo presidido por Arafat controlará ya el 47,6% de Cisjordania. Al mismo tiempo, el diálogo entre israelíes y palestinos, tras más de un mes de bloqueo, se reanudará el martes en la base del Ejército norteamericano de Boilling, en el Estado de Washington.El inicio de estas conversaciones estará marcado por una polémica interna, la más grave de los últimos meses, en la que se ve sumido el Gobierno de Barak, provocada por los insultos que un alto dirigente religioso judío, el rabino Ovadia Yossef, líder del partido Shas, miembro de la coalición, ha dirigido contra el ministro de Educación, Yossi Sarid, al que calificó de Satán en el transcurso de una plegaria pronunciada el pasado sábado en una sinagoga de Jerusalén.
"Yossi Sarid es un Satán que hay que borrar de la memoria", afirmó el rabino Yossef, guía espiritual de los judíos sefardíes -venidos del mundo árabe-, refiriéndose a la política que el ministro y a la vez dirigente del partido laico Meretz impulsa desde la cartera de Educación, en la que se han recortado drásticamente las ayudas a la red de escuelas y guarderías del partido Shas, poniendo en peligro su supervivencia.
El ataque del rabino Yossef, uno de los más influyentes de la comunidad judía en Israel, ha provocado la indignación de la mayoría de los miembros del Gobierno, incluido Ehud Barak, que han pedido al fiscal general del Estado que abra una causa criminal contra el dirigente religioso por considerar que su discurso supone una invitación al asesinato similar a la que los partidos religiosos divulgaron antes del homicidio del primer ministro Isaac Rabin.
El venerable rabino Yossef, que ha tratado de matizar su condena, había proferido meses atrás improperios e insultos similares contra el ministro Sarid, al asegurar que había que "colgarlo de un árbol", aunque en aquella ocasión sus ofensas no fueron retransmitidas a todo el mundo por la televisión vía satélite, como lo han sido ahora.
El incidente no es una anécdota; agrava las difíciles relaciones entre laboristas y su aliado político Shas, el miembro más importante de una coalición gubernamental, deteriorando un pacto contra natura que ha llevado en mas de una ocasión a los ultraortodoxos religiosos a votar en contra de algunas de las iniciativas de Barak, esencialmente referidas al proceso de paz.
El enfrentamiento entre los laboristas y los ultraortodoxos ensombrece la reanudación del diálogo entre palestinos e israelíes que desde mañana se efectuará en Estados Unidos, bajo la atenta mirada de la Casa Blanca. La nueva tanda de negociaciones se celebrará durante 10 días a puerta cerrada en una base norteamericana, donde los interlocutores estarán en permanente contacto con Arafat y Barak, obligados por la visita del Papa a permanecer en casa.
Mañana, cuando los equipos de negociadores se sienten frente a frente en la base norteamericana de Bolling, el Ejército israelí habrá ya finalizado el repliegue de sus tropas en el 6,1% de Cisjordania, entregando los territorios liberados al Gobierno autónomo palestino, según acordó ayer el Consejo de Ministros israelí. Esta retirada, sin embargo, llega con dos meses de retraso y supone además una fraude para las esperanzas de Arafat, que confiaba con esta operación recuperar algunos de los suburbios de Jerusalén, en el que establecer la capital palestina cuando se cree el nuevo Estado, el próximo 13 de septiembre.
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