_
_
_
_
Crítica:CLÁSICA - CONCIERTO DE HOMENAJE A ENRIQUE FRANCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Enrique el progresivo

Luis Gago

Ayer celebraba Enrique Franco su 80º cumpleaños y la sala de Cámara del Auditorio Nacional se llenó para festejar la buena nueva. Había entre el público compositores, instrumentistas, críticos: colegas todos del homenajeado, que ha cultivado estas y otras muchas facetas y que se ha convertido por derecho propio en una figura capital de la música española del siglo XX. Sus escritos -en la prensa periódica y en numerosas monografías- son y serán fundamentales para entenderla. Por otro lado, los muchos años que pasó al frente de lo que es hoy Radio Clásica -un empeño y una creación personal- se vieron acompañados de una incesante política de encargos y grabaciones, cuyos frutos constituyen otro capítulo de nuestro legado musical más reciente de conocimiento obligatorio. Así pues, por activa y por pasiva, del derecho y del revés, encontramos a Enrique en todos los caminos.Formación

Homenaje a Enrique Franco Obras de Del Campo, Villar, Franco, R

Halffter, Brouwer, C. Halffter, Montsalvatge y Marco. Varios intérpretes. Auditorio Nacional. Madrid, 2 de marzo.

Parece imposible ser un buen crítico si no se posee la formación adecuada. La primera parte del concierto nos recordó precisamente sus años de aprendizaje del oficio, en los que contó con el magisterio de Conrado del Campo o Rogelio del Villar para vivir los secretos de la música desde dentro. Del primero, Emilio Mateu y Manuel Carra interpretaron su Romanza, aún vacilante estilísticamente, y del segundo oímos sus Páginas románticas, tocadas al piano por Agustín Serrano con la espontaneidad y la desenvoltura que reclaman. El símbolo de que las semillas prendieron en suelo fértil fueron en esta ocasión las Burgalesas del propio Enrique, entroncadas en nuestro folclor y un atisbo de lo que podría haber sido una más que notable carrera compositiva. Como corolario de este primer bloque de obras, María Orán y una excepcional Chiky Martín recrearon la poesía anhelante del Marinero en tierra de Alberti, vertida en música por Rodolfo Halffter.

Enrique Franco ha estado siempre atento a todo anuncio de progreso, y un homenaje como éste sería inconcebible sin obras de nuevo cuño. Cuatro estrenos (¿cuántos ya en el haber de Enrique como oyente?) ejercieron de regalos musicales: el primero, un Viaje a la semilla, de Leo Brouwer, o, dicho de otro modo, una evocación de Cuba, la tierra natal de la madre del homenajeado, dicha con efusividad por José María Gallardo a la guitarra. Manuel Carra y Cristóbal Halffter fueron dos de los compañeros de viaje de Enrique en el Grupo Nueva Música, un revitalizador de una vanguardia entonces aún adormecida. De Halffter estrenó Álvaro Marías su Improvisación sobre el 'Lamento di Tristano', que sonó como un auténtico Dialogo della musica antica et della moderna y que nos transportó también al memorable solo de corno inglés del Tristán wagneriano.

De otro ilustre octogenario, Xavier Montsalvatge, con quien Enrique ha compartido tantas cosas, se estrenó su muy aplaudido Réquiem efímero a la tonalidad, tan nostálgico como las Metamorfosis straussianas, aunque con el fino humor del compositor catalán como trasfondo. Tomás Marco, en fin, ha construido Los trabajos y los días, sobre un soneto de González Sarmiento que toma prestado su título de Hesíodo, en la mejor tradición de los homenajes musicales: a partir de la traslación musical de tres de las letras que integran el apellido Franco.

Atento y sagaz

No es fácil encontrar homólogos de Enrique, aunque quizá no sea desatinado emparentarlo espiritualmente con George Bernard Shaw: lleva, como éste, la música en sus venas y es un pianista de mérito; ha sido y sigue siendo un observador atento y sagaz de la música nueva de su tiempo y de su país; suma ya más de medio siglo de lúcido ejercicio de su profesión, y es un prosista excepcional, con un estilo tan diáfano que también él consigue, como afirmó en cierta ocasión el autor de Pigmalión, que hasta "los agentes de Bolsa sordos" lean sus críticas. Y ahí sigue, oído avizor, al pie del cañón.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_