La principal heredera de Vicente Aleixandre, sobre la negociación para vender la casa del Nobel: “Madrid ha actuado a mis espaldas”
La sobrina segunda del poeta niega que aceptase la venta del inmueble al Gobierno de Díaz Ayuso por 3,2 millones
Amaya Aleixandre, la heredera mayoritaria, con un 60%, de la casa de su tío, el poeta y premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, ha echado este lunes un jarro de agua fría al anuncio realizado por la Comunidad de Madrid este verano, cuando el consejero de Cultura, Mariano de Paco, aseguró que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso iba a comprar la vivienda del poeta, Velintonia. “La Comunidad de Madrid ha actuado a mis espaldas, en connivencia con los otros dueños del inmueble, que carecen de escrúpulos, y sin que yo aceptase previamente ni la venta, ni el precio de la compra”, ha señalado este lunes en un comunicado de prensa que contrasta con la versión del gobierno regional, donde una fuente de alto rango asegura que la oferta de adquirir el inmueble por 3,2 millones de euros había sido aceptada por todos los herederos.
Estas palabras de Aleixandre, sobrina segunda del último poeta español que ganó el Nobel de Literatura (y el segundo en toda la historia del galardón junto con Juan Ramón Jiménez) llegan después de que la semana pasada quedara de manifiesto que su postura pone en jaque los planes de la Comunidad, como adelantó EL PAÍS. La operación depende ahora de un juzgado porque la dueña del 60% de la casa ve insuficientes los 3,2 millones consignados por la Comunidad para cerrar la operación, cantidad que sí aceptan los otros cuatro herederos, de la familia Usera Estirado, nietos de una prima del poeta, que tienen el 40% restante, a razón del 10% cada uno.
En su escrito, Aleixandre añade que “el procedimiento por el que pretende quedarse este inmueble [la Comunidad] no creo que legalmente pueda ser admisible”. “No sé si la CAM se ha percatado de esto, pues es posible que no sea experta en los procedimientos vinculados a las subastas”. Con ello se refiere a que la última subasta pública del inmueble, celebrada en julio y que quedó desierta, estableció un precio de tasación de 4.561.750 euros, con una puja mínima a partir de 3.193.225 euros. La propietaria mayoritaria aseguró entonces que la Comunidad había decidido aplicar una disposición de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) que permite adjudicar el bien “al tercero que mejore la postura ofreciendo cantidad superior al 70% del valor de tasación”. Por ello la Administración regional depositó 3,2 millones en el juzgado.
Sin embargo, la sobrina del autor de La destrucción o el amor consideró que las bases de la subasta excluían esa posibilidad, además de que la oferta de la Administración regional debería haberse hecho durante la puja, y no con esta cerrada, según Aleixandre y su abogado.
En cuanto al otro asunto caliente sobre Velintonia, si el Ministerio de Cultura ha interferido en las negociaciones con una contraoferta, como dijo el miércoles el director general de Patrimonio Cultural y Oficina del Español de la Comunidad, Bartolomé González, Amaya Aleixandre sale al paso: “El primero en contactar conmigo fue el Ministerio de Cultura. Cuando la CAM me comunicó su intención de comprar la casa, yo ya había mantenido una reunión con el ministerio, por lo que en modo alguno se puede decir que este haya interrumpido las negociaciones con la CAM. Más bien, se podría decir que ha sucedido todo lo contrario”.
Aunque una fuente cifra esa contraoferta en 3,5 millones, por los 3,2 de la Comunidad, el ministerio niega haber realizado ofrecimiento alguno. Tanto la heredera como un portavoz del gobierno central reconocen que las dos partes se vieron el 3 de septiembre.
El interés de las Administraciones por comprar la vivienda de Vicente Aleixandre, por la que pasó la generación del 27 y que quedó cerrada cuando murió la hermana del poeta en 1986 (Aleixandre había fallecido en 1984), se ha acelerado en los últimos meses porque se quiere que Velintonia pueda tener una segunda vida en 2027, cuando se cumplirán 50 años de la concesión del premio Nobel y 100 años desde la forja de la generación del 27, que la Guerra Civil destruyó. Sin embargo, a tres años de esas efemérides, Velintonia es una casa comida en su jardín por los hierbajos y muy deteriorada en su interior.
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