Madrid comprará la casa de Aleixandre por más de tres millones y creará la ruta de los grandes de las letras: Cervantes, Lope de Vega y el Nobel

La Comunidad de Madrid prepara más de tres millones de euros para comprar Velintonia, la casa del poeta Vicente Aleixandre, a lo que habrá que añadir luego la inversión necesaria para reflotar una edificación de 630 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, construida a principios del siglo XX sobre una parcela de 799 metros cuadrados en el distrito capitalino de Chamberí, y semiabandonada desde hace años. El objetivo, según defendió este jueves el consejero de Cultura, Mariano de Paco, durante un desayuno con periodistas, es convertir el inmueble en un referente cultural desde el que también se pueda conmemorar en 2027 el 50 aniversario de la concesión del Nobel a Aleixandre, y el centenario de la Generación del 27. Pero hay más: el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso quiere crear un eje cultural que una la residencia del poeta con las de otros grandes de las letras, como Miguel de Cervantes (en Alcalá de Henares) y Lope de Vega (en la capital).

“En el primer consejo regional de patrimonio que se realice a la vuelta de las vacaciones se iniciará el expediente para declarar Velintonia como Bien de Interés Cultural (BIC), y estamos ya perfilando los detalles de la compraventa, para seguir avanzando en un proyecto cultural que nos va a dar muchísimas alegrías”, afirmó el consejero este jueves. “El legado inmaterial que supone Vicente Aleixandre, y la repercusión que él tuvo en la literatura posterior, viene también de la influencia patrimonial que en él tuvo el Siglo de Oro y la Edad de Plata”, añadió sobre la conexión que vincula a los grandes de la literatura española. “Esa Generación del 27 se forma a través de ese camino que ya iniciaron nuestros clásicos, que iniciaron Lope de Vega, Calderón, Tirso o Cervantes”, argumentó.

Y remató: “En la Comunidad está la casa natal de Cervantes, en Alcalá de Henares, y la casa de Lope de Vega, en el Barrio de las Letras, con lo cual se conforma un circuito cultural, un circuito patrimonial, formado por las tres casas, fundamentales para la transmisión de nuestro patrimonio, y que sin duda se van a convertir en un acicate turístico”.

La casa del poeta salió a subasta judicial por 4,5 millones de euros a principios de este año. La cantidad mínima para pujar era un 70% del precio de salida, es decir, 3,2 millones de euros. Pero no hubo ninguna oferta. Esa horquilla marca ahora los términos de la negociación entre los herederos del poeta y la Comunidad, que en principio no llegará a los cuatro millones y se siente obligada a apurar el límite inferior de la puja que quedó desierta.

Por Velintonia pasaron Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Federico García Lorca, que amenizaba las veladas al piano. La vivienda sufrió una primera ruina, cuando la tuvo que abandonar la familia Aleixandre en la Guerra Civil porque estaba en la línea del frente. La segunda llegó a la muerte del poeta (1984) y de su hermana Conchita (1986).

En los años noventa, un mendigo aprovechó que estaba vacía, y se instaló en el jardín. El inmueble, que recibe su nombre, Velintonia, de la denominación original de la calle en la que se sitúa ―llamada Wellingtonia, una especie de secuoya propia de la Sierra Nevada de California, hasta que fue rebautizada con el nombre del poeta―, no tuvo ningún grado de protección hasta 2022, cuando la Comunidad de Madrid lo declaró Bien de Interés Patrimonial (BIP). Aquel paso, sin embargo, fue considerado insuficiente tanto por la oposición de izquierdas como por la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA), constituida hace tres décadas y que siempre ha reclamado que Velintonia fuera declarada BIC.

¿Qué ha cambiado para que la Comunidad se negara a esa posibilidad durante el mandato de Marta Rivera de la Cruz como consejera de Cultura, y que ahora la impulse bajo el patrocinio de De Paco Serrano?

“Lo que ha cambiado es el consejero”, contestó, rotundo, el actual titular de Cultura, Turismo y Deporte.

La compra de la casa, de culminarse, pondría fin a años de polémicas por las disputas entre los herederos del premio Nobel y las diferencias entre las Administraciones, que han dejado en el olvido y la ruina a este templo de la poesía, por el que pasaron los maestros de la Generación del 27. Hasta que se cierre la operación (”Nos hemos sentado con todas las partes y llegamos a un acuerdo que se tiene que firmar”, aclaró el consejero), Velintonia sigue siendo propiedad de los familiares del escritor, que ya intentaron (sin éxito) la venta del inmueble a través de Idealista: la sobrina segunda del Nobel tiene un 60% de la vivienda; mientras que el 40% restante pertenece a los Usera Estirado, nietos de una prima del poeta.

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