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La sequía deja bajo mínimos las reservas de agua en el sureste y las islas Baleares Los regantes del Guadalquivir ven reducidos a la mitad los recursos hídricos respecto a 1999

alma de Mallorca/Madrid La falta de lluvias en el transcurso del invierno ha dejado en situación crítica las reservas de los abastecimientos de agua de las islas Baleares y el sureste, así como las de riego para el Guadalquivir y la margen derecha del Ebro en Aragón. En el centro peninsular, el plan de sequía permite afrontar la escasez gracias a pozos y los trasvases desde el Alberche (Madrid) y Sorbe (Guadalajara). La Administración balear adoptó el viernes pasado un plan para evitar restricciones que afectarían en el verano a más de la mitad de la población en su temporada turística.

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Una tercera parte de los abastecimientos de las islas Baleares procede de pozos artesianos sobreexplotados, cuya agua debe ser potabilizada previamente por su alta salinidad; las dos terceras partes restantes provienen de una planta que desala diariamente 43.000 metros cúbicos de agua del mar.Pero, dadas las previsiones del consumo durante el verano y la nula reserva de agua en embalses, la Administración autonómica prevé que dentro de dos meses se producirá un déficit diario de 30.000 metros cúbicos, el 20% de las necesidades cotidianas. La situación no es nueva en la mayor de las islas Baleares. Durante dos años soportó la escasez con la importación de agua procedente de la desembocadura del Ebro mediante busques cisterna. Después se han construido plantas desalinizadoras, pero resultan insuficientes.

El Gobierno del PP prometió un trasvase a Palma desde la sierra norte, que facilitaría seis millones de metros cúbicos anuales a través de una inversión valorada en 6.000 millones de pesetas. Desde que se anunció han pasado cuatro años sin que el proyecto haya salido de los papeles.

Bajo tierra

Al plantearse alternativas para resolver la carestía actual, mediante la ampliación de la desaladora y la captación de más aguas subterráneas, la consejera de Medio Ambiente, Margalida Roselló, del partido Els Verds, las rechazó porque consideraba esas opciones contrarias a los criterios de sostenibilidad. Roselló propuso como medida disuasoria del incremento de consumo y para superar la sequía un incremento de los precios de agua, una iniciativa que fue inmediatamente desautorizada por el presidente, el socialista Francesc Antich.

El contenido del plan de choque adoptado finalmente hace hincapié en campañas de ahorro, la reparación de fugas en las conducciones y la progresiva instalación de contadores individuales. Se "optimizarán" las desaladoras y se incrementará temporalmente la extracción de agua subterránea. Con estas medidas y unas inversiones de 372 millones de pesetas, el Gobierno balear confía en lograr 48.500 metros cúbicos de agua adicionales diariamente.

En la isla de Formentera, abastecida en su totalidad de agua marina desalada y que ya padeció restricciones el año pasado, se pondrá en funcionamiento una antigua desaladora, propiedad de una empresa eléctrica, para afrontar la demanda, que se multiplica por cuatro durante el mes de agosto (cuando su población se eleva de 5.000 a 20.000).

Además del arco turístico de la bahía de Palma (Llucmajor, Calvià, Palma), donde se concentra un 60% de la población insular y más de la mitad de la oferta turística (que dobla la población natural en verano), cuatro poblaciones del interior de Mallorca viven ya un momento complicado. El año pasado se aplicaron restricciones en los pueblos de Algaida, Santa María, María de la Salud y Valldemossa, que ni viven del turismo ni riegan sus campos; ahora deberán captar nuevos caudales mediante la perforación de pozos alejados de los actuales para no repetir la escasez del año pasado.

Cartagena-Benidorm

Otra de las zonas afectadas por la sequía es el sureste peninsular, donde se concentran varios miles de visitantes estacionales durante el verano. La Mancomunidad de los Canales del Taibilla, un organismo que abastece a más de dos millones de personas en el litoral mediterráneo, desde Cartagena a Benidorm, con agua procedente de la cabecera del Tajo, ha comenzado ya una nueva campaña de disuasión para reducir los consumos. Durante 1999 los mensajes lograron reducirlos entre un 5% y un 8%. Pero esta reducción ha quedado solapada por el enorme crecimiento de la construcción, según Isidoro Carrillo de la Orden, director de la Mancomunidad.

Sus clientes habituales están cubiertos por el trasvase Tajo-Segura, pero la sequía que afecta a la comarca de la Marina Baja (sus embalses están a cero), donde se ubican Benidorm y otras poblaciones turísticas de Alicante, ha obligado a enganchar su red de abastecimientos a la de los Canales del Taibilla, aunque los 140 millones de metros cúbicos que la Mancomunidad recibe del Tajo por ley no dan para cesiones.

El Gobierno modificó el año pasado esa norma con el fin de poder utilizar el acueducto Tajo-Segura para llevar agua a Benidorm desde el embalse de Alarcón, en el río Júcar. El año pasado se trasvasaron cinco millones de metros cúbicos; en esta temporada llevan ya tres, que probablemente serán insuficientes. El problema de ese agua es que tiene dueño, la Unión Sindical de Usuarios del Júcar (USUJ), que no está dipuesta a cederla gratuitamente. El Gobierno ha iniciado conversaciones para comprar el embalse y los derechos de su agua, sin ningún acuerdo de momento.

Andalucía y Aragón

La mayoría de las cuencas fluviales del Mediterráneo y el Atlántico sur han adoptado medidas para reducir el volumen de agua destinada a los riegos en la temporada agrícola que se inicia. La más vasta de España, la del Guadalquivir, ha reducido de 6.500 a 3.000 los metros cúbicos disponibles por cada hectárea.

En Aragón, la Mesa de la Sequía, constituida el pasado viernes, decidió adelantar la campaña ante la ausencia de lluvias. En esta comunidad autónoma y en Madrid la situacion de los embalses es engañosa. Aparentemente, las reservas superan el 50%. Esa cifra no se verá aumentada por la aportación de los deshielos invernales, como es habitual, debido a que este año la nieve se ha evaporado.

En la margen derecha del Ebro, los ríos Martín, Guadalope y Matarraña padecen una situación calificada de "muy grave" por la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino el pasado 14 de febrero, informa Concha Monserrat. Si no llueve, no están garantizados los abastecimientos dependientes del embalse de Pena, que almacena tan sólo uno de los 19 millones de metros cúbicos de capacidad. El presidente de la cuenca, Tomás Sancho, no está dispuesto a adoptar medidas extraordinarias que no estén pactadas.

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