_
_
_
_

Cebrián y Savater evocan "los exotismos" de la transición 'La agonía del dragón' reúne en la librería Crisol a escritores, políticos y periodistas

Elsa Fernández-Santos

A pocas calles del lugar donde el delfín del franquismo, Carrero Blanco, saltó por los aires en 1973, Juan Luis Cebrián, Fernando Savater y Luis García Montero intercambiaron ayer anécdotas, recuerdos y reflexiones sobre la transición. Un debate a propósito de La agonía del dragón (Alfaguara), última novela de Cebrián, reunió a los tres autores. "He escrito sobre el pasado para entender el presente y el futuro", afirmó el escritor. "La dificultad", apuntó Savater, "es hacerlo sabiendo que los recuerdos de la transición son, para nuestros hijos, un exotismo o, simplemente, una exageración".

La "peligrosísima" destrucción de la política -"sobre todo cuando se queda en manos de la economía y de la tecnología"- es, para Juan Luis Cebrián, una de las graves consecuencias del olvido de ese pasado que él ha reconstruido en La agonía del dragón. "Dos anécdotas me movieron a escribir este libro", explicó ayer el escritor y periodista en el foro de debates de la librería Crisol de Madrid. "La primera fue cuando mi hijo mayor, que casi tiene 33 años, me dijo que no sabía quién era Camilo Alonso Vega. ¿Cómo era posible que no supiera quién era un tipo que nos había quitado el sueño, con el que nosotros habíamos tenido auténticas pesadillas diarias?"."La segunda", continuó Cebrián, "fue la lectura de La segunda transición, libro de nuestro actual presidente del Gobierno. Pensé que alguien que escribía eso sencillamente no se había enterado de que existía una primera transición. Estas dos anécdotas impulsaron que me sentara a escribir este libro".

Una novela que recurre al esperpento como reflejo de una época cuya evocación provocó ayer risa y emoción entre los asistentes al debate, entre los que se encontraban el poeta Ángel González y el ex dirigente comunista Santiago Carrillo. Carrillo, apoyado en una pared del fondo de la sala, dijo: "Leeré este libro para conocer una experiencia que no pude vivir porque estaba en el exilio". "Al verte ahí", le respondió Cebrián, "cuesta creerse la normalidad que hemos alcanzado, una normalidad en la que no deben confiar tanto nuestros hijos".

Siempre presente en La agonía del dragón, el miedo, dijo Savater, "no era sólo ese miedo sublime a la muerte. El miedo también era a cosas pequeñas y sin importancia". Savater (que habló de cómo el franquismo enemistó a los españoles con su propio país, "contaminando la simbología colectiva de España") recordó el estreno del Marat Sade de Adolfo Marsillach y cómo se convirtió en un grotesco acto revolucionario en el que el patio de butacas gritaba en comunión "¡viva Marat!".

Siguiendo con "los exotismos que escuchan perplejas las nuevas generaciones", el dibujante Forges -entre el público- relató cómo le detuvieron una noche por reírse de un gris que corría detrás de su gorra con la porra en la mano. "Era uno de esos días de viento en Madrid; yo había salido a una farmacia de guardia cercana a la Puerta de Alcalá, el viento tiró el gorro del gris y él salió corriendo detrás con la porra en la mano. Me entró la risa. El otro policía me vio y me detuvieron, y sólo por reírme. Lo he contado muchas veces delante de mis hijos y desde luego me miran con cara de no creérselo".

"La historia de los pueblos se construye más de emociones que de hechos", afirmó el poeta Luis García Montero al explicar por qué Cebrián vuelve a los años de la transición no con la seguridad del ensayista, sino como novelista. Para Montero, "la reconstrucción del pasado es el camino para los que queremos elegir a nuestros padres". "Efectivamente", apostilló Cebrián, "yo quiero un mundo en el que los hijos puedan elegir a sus padres".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_