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Alto riesgo en personas con las defensas bajas

La bacteria causante de la listeriosis, la Listeria monocytogenes, vive naturalmente en el intestino de muchas personas (tal vez hasta un 10% de la población), pero su ingestión con la comida contaminada puede resultar muy peligrosa para los individuos que tienen debilitado el sistema inmune: mujeres embarazadas, bebés, ancianos, pacientes de sida o de otras inmunodeficiencias y enfermos que están recibiendo tratamiento con fármacos inmunosupresores.La bacteria, que puede penetrar desde el intestino hasta la sangre y se multiplica dentro de los glóbulos blancos, puede causar varias infecciones potencialmente mortales, tales como septicemia, endocarditis (inflamación del tejido cardiaco), meningitis y, en las embarazadas, infecciones del útero, un parto prematuro o la pérdida del feto.

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Desde el momento de la ingestión de la comida contaminada, los síntomas pueden tardar en aparecer entre un día y tres semanas. El diagnóstico se basa en la detección de la bacteria en la sangre o el fluido cerebroespinal.

Las fuentes más comunes de infección son la leche no pasteurizada y sus derivados, en particular algunos quesos cremosos, los helados, los productos vegetales crudos, el pollo, las carnes crudas o poco pasadas y los pescados crudos y ahumados.

Los expertos aconsejan a los grupos de riesgo evitar los quesos cremosos y las comidas crudas o poco cocinadas, así como calentar hasta la ebullición, justo antes de comerlos, todo tipo de platos precocinados.

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